Desde que iniciamos este blog hemos resaltado en muchos artículos el aspecto lúdico de los juguetes eróticos. En muchos artículos hemos destacado cómo un determinado juguete para adultos puede servir para reanimar la vida sexual de la pareja o, simplemente, para descubrir nuevas formas de placer. Pero los juguetes eróticos también pueden tener una función terapéutica.

De hecho, y durante el siglo XIX, la aparición y estandarización de los vibradores estuvo directamente ligadas a su uso terapéutico. Médicos como el doctor Joseph Mortimer Granville (que en el tercer tercio del siglo XIX diseñó un vibrador para usarlo en su consulta) encontraron en los vibradores un instrumento fundamental para luchar contra lo que se conocía como “paroxismo histérico” o “histeria femenina”. El tratamiento básico empleado para poner coto a la “histeria femenina” era, fundamentalmente, la masturbación. Es decir: el médico masturbaba a la paciente para que, gracias al orgasmo, ésta se liberara de esa “histeria” que, de alguna manera, era un efecto secundario de las tensiones de la vida cotidiana. Fue para disminuir el cansancio provocado por tener que masturbar a varias clientes durante el día (y, en cierto modo también, para evitar que esa tarea fuera reservada a las comadronas, con lo que los médicos perderían una fuente de ingresos) para lo que se crearon los vibradores. Rápidamente empezaron a comercializarse y era habitual encontrar en los diarios anuncios publicitarios en los que se cantaban las excelencias de unos aparatos que servían para proporcionar “vida y vigor, fuerza y belleza”. Así, los vibradores fueron entrando en muchas casas, convirtiéndose en muchos hogares de las clases medias y acomodadas en un instrumento habitual en los tocadores de las damas que en ellas habitaban.

En la actualidad, y pese a que la noción de “histeria femenina” ha sido ya erradicada de la nomenclatura médica, los vibradores siguen siendo muy valorados como juguetes eróticos con usos terapéuticos. Sin ir más lejos, muchos sexólogos recomiendan su uso a aquellas mujeres que, por un motivo o por otro, tienen dificultad para llegar al orgasmo.

A la hora de conocer el uso terapéutico de los juguetes eróticos hay que saber diferenciar unos juguetes eróticos de otros. Por ejemplo: un vibrador no es lo mismo que un dildo. El dildo está creado para la penetración; el vibrador, no necesariamente.

El dildo es un juguete erótico que puede utilizarse terapéuticamente en todos aquellos casos en los que se quiere solucionar algún problema directamente asociado a la penetración. Los packs de dildos de distintos tamaños que reciben el nombre de “dilatadores” se acostumbran a utilizar terapéuticamente en los casos de vaginismo, es decir, aquella disfunción sexual caracterizada por un espasmo involuntario de la musculatura que rodea la vagina al intentar el coito y que imposibilita la penetración. Gracias al uso de los diferentes dildos dilatadores, la mujer podrá habituar a su vagina al acto de la penetración. La mujer, y gracias a los ejercicios de penetración realizados con dildos que irán aumentando progresivamente su tamaño, podrá aprender a flexionar y relajar el suelo pélvico a voluntad, eliminará la rigidez vaginal y eliminará el dolor que la entrada del pene podría producir en la vagina.

Al anterior uso terapéutico de los dildos hay que sumar el de su utilización en los casos de dispaurenia (molestias o dolor durante la penetración).

En el trabajo que los sexólogos realizan con los hombres hay que destacar también el uso terapéutico que en ocasiones se les ha dado a los masturbadores masculinos. Los masturbadores masculinos han adquirido un acreditado prestigio como juguetes eróticos con uso terapéutico en casos de eyaculación precoz. El hecho de que los masturbadores masculinos imiten con bastante fiabilidad (si se usan con lubricante) el canal vaginal o anal (no hay que olvidar nunca la existencia de esos masturbadores con forma de vagina o ano) hace que estos juguetes sexuales sirvan al hombre como instrumento perfecto para conocer los mecanismos de su excitación y sus fases. Gracias a eso, el hombre podrá controlar mejor su eyaculación y, con ello, mejorar sus prestaciones como amantes.

Otro juguete erótico con usos terapéuticos importantes son las bolas chinas. Como ya vimos en algún post anterior, las bolas chinas son un fantástico instrumento a la hora de fortalecer el suelo pélvico. Pocas cosas mejor que el ejercicio con bolas chinas para reforzar el músculo pubo-coccígeo. Al sujetar la vejiga urinaria, la falta de tono del referido músculo puede degenerar en un caso más o menos grave de incontinencia urinaria. El uso de las bolas chinas es muy recomendado por ginecólogos y comadronas a todas aquellas mujeres que han tenido o van a tener un bebé. A las primeras les servirá para recuperar toda esta musculatura tras el parto. A las segundas, para conseguir una elasticidad del músculo pubo-coccígeo que, llegado el momento del parto, reducirá las posibilidades de que tenga que realizarse una episiotomía, es decir, esa incisión que se realiza en el perineo de la mujer, partiendo de la comisura posterior de la vulva hacia el ano, para posibilitar la salida del feto.

Las bolas chinas, además, son un juguete erótico que puede tanto servir para estimular las paredes vaginales, como para conseguir (si son usadas antes de la relación sexual) una pre-estimulación, como para aumentar la lubricación vaginal de la mujer. Como se ve, las bolas chinas son un magnífico ejemplo de los usos terapéuticos de los juguetes eróticos.

Otro de los usos terapéuticos de los juguetes eróticos es el de facilitar el autoerotismo en el ámbito de aquellas personas que padezcan algún tipo de discapacidad. Teniendo un acceso más difícil al disfrute de la sexualidad por razones que en muchos casos tienen más que ver con los estereotipos creados y la desinformación sexual que con la realidad, las personas con discapacidad pueden encontrar en los juguetes para adultos un excelente instrumento para perder el miedo a su propia sexualidad y a para, en caso de no poder compartir su vida sexual con nadie, dar salida a los impulsos de su libido.

Como vemos, los juguetes eróticos no sólo sirven para divertirse y gozar de esa maravilla que es la sexualidad. También sirven para, de un modo terapéutico, solucionar aquellos problemas que, de una manera u otra, nos impiden disfrutar todo lo que pudiéramos de nuestra vida sexual.

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