En esta sección ya hemos dedicado diferentes artículos a la historia de la braga o a la del bikini. En esta ocasión vamos a fijar nuestra mirada en la historia de una prenda de lencería de claras connotaciones femeninas: el sujetador.
Aunque se considera que el sujetador, sostén, brassier, bra, etc. existe como tal desde que, en 1914, la neoyorquina Mary Phelps Jacobs lo patentó, la idea de sujetar el pecho femenino cuenta con varios milenios de historia a sus espaldas. En la Creta minoica, por ejemplo, allá por el 2500 a. C., las mujeres llevaban unas telas que, levantando sus pechos, los exponían, desnudos, al resto del vestuario. O eso, al menos, es lo que se desprende de la contemplación de algunos restos arqueológicos encontrados en la isla. En la Grecia clásica, por su parte, el papel de sujetador de los pechos correspondía a una especie de faja que servía, según se colocara, bien para realzar, bien para disimular los pechos. El que se escogiera una cosa o la otra dependía, en buena medida, de la moda que imperara en cada momento.
Las mujeres romanas siguieron el camino marcado por las mujeres griegas (también en esto, como en tantas cosas, la cultura romana fue una adaptación de la griega) y utilizaban un sujetador (o strophium) que era, como el de las griegas, una especie de faja y que servía para cumplir una doble función, una práctica y otra simbólica. La función práctica del sujetador para la mujer romana era, lógicamente, la de sujetar los pechos. La simbólica, la de mostrar que se era una “mujer civilizada”. Y es que las mujeres bárbaras no llevaban nada e iban con los pechos libres, sin sostén alguno que los sujetara.
Las siguientes referencias que podemos encontrar en la historia del sujetador son las prendas descubiertas al restaurar un castillo del Tirol y las modificaciones introducidas por Catherine de Médicis, esposa de Henri II de Francia, en los corsés. En el caso del castillo tirolés, los sostenes encontrados parecían tener un sentido marcadamente erótico, por lo que se cree que eran usadas por mujeres para quienes la seducción desempeñaba en su vida una importante función. En el caso de la reina francesa, las modificaciones introducidas en los corsés hacían que, al ajustar las tallas, se estrecharan las cinturas y se realzaran los pechos. La moda introducida por la Médicis duró varios siglos y condenó a las mujeres de la alta sociedad a la tortura de lucir prendas de lencería que oprimían más allá de lo aconsejable su diafragma.
Mary Phelps Jacobs
La llegada del siglo XIX trajo varias modificaciones al tiránico corsé y varias innovaciones que habían de conducir, finalmente, a la creación de Mary Phelps Jacobs. Herminie Cadolle, por ejemplo, separó en dos el corsé. Philipp de Brassiere también introdujo novedades. Charles Mooreghouse creó unas copas de hule que, rellenas de aire y con tirantes, sostenían cada pecho. Esta creación era, sin duda, un antecedente directo del sujetador actual.
Éste nació, según cuenta la leyenda, porque Mary Phelps Jacobs, hija de Robert Fulton, creador del primer barco de vapor con éxito comercial, tenía que ir a una fiesta. Al ponerse su vestido de cocktail, Mary comprobó que se le veía el corsé. Tuvo que improvisar sobre la marcha. Cogió dos pañuelos de seda y una cinta e inventó un artilugio para cubrir sus pechos. En la fiesta (imaginamos en ella a las mujeres más fashion de NYC), el “apaño” de Mary Phelps Jacobs tuvo un éxito arrebatador y ella decidió abrir una pequeña tienda en Manhattan para venderlos.
La inventiva de Mary Phelps Jacobs no estaba, sin embargo, en sintonía con su visión para los negocios. 1.500 dólares fue lo que la pagó la Warner Brothers Corset Company para quedarse con la patente del sujetador. Sin duda, y teniendo en cuenta el dinero que, en el futuro, iba a mover en todo el mundo una prenda como el sostén, una auténtica bagatela.
En la popularización del sujetador tuvo una importancia capital el cine. No en vano, el cine ha sido uno de los grandes introductores de moda en el mundo occidental. Las mujeres han copiado década tras década los peinados, vestidos y, por supuesto, la lencería mostrada por las actrices en las películas made in Hollywood. La sensual Jane Rusell tuvo mucho que ver en la popularización del sostén gracias a su actuación en la película El forajido (1943). En esa película, la Rusell lucía un sujetador diseñado por los ingenieros aeronáuticos que trabajaban para el multimillonario Howard Hughes, que era, al mismo tiempo, el productor de la película. El pecho puntiagudo, realzado incluso bajo los jerseys o suéters, se impuso como una moda. Y la mujer, para mostrarlo así, recurría a los sujetadores. Así, todas las mujeres que querían lucir lo más fashion posible podían ser como Jane Rusell o la exuberante y sensual Marilyn Monroe.
Otro hito importante en la historia del sujetador lo marca una emigrante rusa afincada en los Estados Unidos: Ida Rosenthal, modista y creadora de la marca Maidenform. Ella fue quien, basándose en el tamaño de las copas, realizó la primera clasificación por tallas de los sujetadores.
La tendencia “bra-less”
La llegada de los años sesenta y principios de los setenta y de los movimientos beatnik y hippie supuso un golpe contra el sujetador. El vestir sin sujetador se convirtió en una especie de símbolo de liberación y fueron muchas las mujeres que decidieron prescindir de ellos. Rosenthal preguntada sobre cómo podía afectar esa tendencia al futuro del sujetador como negocio, opinó: “somos una democracia. Toda persona tiene derecho a vestirse o desvestirse. Sin embargo, cumplidos los treinta y cinco años la mujer no tiene una figura que le permita prescindir del sujetador. El tiempo está a mi favor”. Las palabras de Rosenthal resultaron proféticas: el sujetador fue ocupando progresivamente el lugar que había ocupado en años anteriores y que ocupa hoy a pesar de que artistas como Rihanna, Jennifer López, Gwyneth Paltrow o Charlize Theron coqueteen últimamente con la tendencia “bra-less”.
En los últimos cuarenta años, la industria del sujetador no ha hecho sino investigar sobre las posibilidades de esta prenda. Se han buscado nuevos diseños, se han utilizado nuevos tejidos, se ha buscado satisfacer todo tipo de necesidades. En ocasiones se busca fortalecer la tarea de sujeción de los pechos de aquellas mujeres que practican algún tipo de deporte. En otras, se intenta paliar la carencia de volumen mediante el uso de algún tipo de relleno o se emplea algún diseño determinado para realzar los pechos pequeños. Innegablemente, en la mayoría de los diseños de sujetadores lo que se busca es potenciar la sensualidad de la prenda y su erotismo.
La industria del sujetador pone hoy a disposición de las mujeres de todo el mundo un amplio abanico de sujetadores. En Sexshopdreams tenemos una muestra muy significativa de los más sensuales sostenes que pueden encontrarse en el mercado. En Sexshopdreams puedes encontrar sujetadores y otras prendas de lencería de marcas como Leg Avenue, Intimax o Baci Lingerie de una manera sencilla y a un precio único. Para acceder a ese fantástico catálogo de sujetadores, bragas, pantys, ligas, ligueros, corsés, braguitas, tangas, bodys, etc…