Si hay una práctica sexual en la que el lubricante se vuelve imprescindible ésa es la del fisting. Entre los actos sexuales, éste es uno de los más extremos. Para muchas personas, algo inimaginable tanto si se practica a nivel vaginal como si se practica a nivel anal. ¿Cómo puede caber un puño entero o, incluso, todo un antebrazo, dentro de la vagina o del ano?, se preguntan todas aquellas personas que jamás han practicado fisting y que contemplan ojipláticos hasta qué punto puede dilatarse la vagina o el esfínter.

Los practicantes del fisting, sin embargo, hablan de él como de una práctica sexual en la que se produce un contacto lleno de sexualidad y en la que los sentimientos de dominio y sumisión están muy marcados. Esos practicantes, sin embargo, conocen hasta qué punto hay que ser cuidadosos a la hora de poner en práctica el fisting y hasta qué punto hay que extremar las medidas de precaución para evitar complicaciones y lesiones que pueden resultar molestas o, incluso, dolorosas. Practicar el fisting anal de manera inadecuada puede producir hemorragias, incontinencias fecales, fístulas o laceraciones en las mucosas.

Para evitar cualquiera de esos problemas hay que tener en cuenta una serie de consejos. El primero de ellos es comprender que el fisting es, por decirlo de algún modo, el escalón final en la escalera de las prácticas anales. No se puede ni debe practicar el fisting si antes no se han realizado otras prácticas anales menos agresivas. Por decirlo de un modo más explícito: que nadie intente practicar fisting si, por ejemplo, anteriormente no ha experimentado con plugs anales.

Y, como todas las prácticas anales, el fisting debe ser practicado en el ambiente más relajado posible. La relajación del ambiente (una buena música, una buena iluminación, una buena fragancia impregnando el aire) debe servir para aumentar la relajación de quienes practiquen fisting. Será gracias a esa relajación que se pueda practicar fisting como es debido.

El segundo consejo es extremar la higiene anal. Para ello hay que conseguir un objetivo: reducir la presencia de heces en el recto. Que las heces se acumulen habitualmente en la parte baja del intestino (exactamente en el colon descendente) implica que siempre pueden aparecer esas heces en mitad de la práctica del fisting. Para evitar esta posibilidad puede recurrirse a la ducha anal o al más expeditivo sistema del enema. Con este último se garantiza una higiene mayor. Ésta, más allá de las motivaciones escatológicas, tiene también unas motivaciones prácticas: el intestino, cuando posee algo en su interior, puede provocar contracciones, y esas contracciones hacen más dolorosas las penetraciones.

El tercer consejo, fundamental a la hora de practicar fisting, es tener la mano libre de cualquier tipo de anillo o pulsera. Tener las uñas bien recortadas y que en ningún momento estén largas es también de capital importancia para evitar que éstas puedan provocar cualquier tipo de herida en el recto.

Un cuarto consejo a tener en cuenta es el de usar guantes de látex a la hora de practicar fisting. Utilizar la barrera del látex entre la mano que entra en el ano o la vagina y las mucosas de ambos servirá para evitar infecciones.

¿Qué lubricante usar en el fisting?

El quinto consejo se basa en el uso del que, ya lo dijimos al principio de nuestro artículo, es un elemento imprescindible en la práctica del fisting: el lubricante. Sin lubricante no puede practicarse fisting. Y no basta una pequeña cantidad, no. Hay que hacer acopio de él en grandes cantidades para poder realizar una práctica de fisting con garantías.

Sabemos que se existen diversos tipos de lubricante. ¿Cuál debemos utilizar? Si utilizamos unos guantes de látex, el lubricante para practicar fisting debe ser un lubricante con base al agua. Hay practicantes del fisting que, sin embargo, resaltan que los lubricantes con base al agua no es lo suficientemente duradero ni tiene el suficiente espesor como para garantizar que la fricción que se produce durante la práctica del fisting sea una fricción no dolorosa.

Una buena opción para utilizar otro tipo de lubricantes (los lubricantes más espesos con base de aceite o silicona) es sustituir los guantes de látex por guantes de vinilo, polietileno o vinilo. Estos materiales, al revés que sucede con el látex, no se ven afectados por el uso de este tipo de lubricantes. Lo que sí hay que tener presente a la hora de utilizar lubricantes con base de aceite o silicona es que son más difíciles de limpiar que los lubricantes con base al agua.

Más allá de atender a los consejos dados anteriormente, la pareja que practique fisting debe gozar de una perfecta comunicación. Buscar entre las dos partes la mejor postura precisa de un diálogo fluido y sincero por ambas partes. Ésa es la mejor manera de conseguir “suavizar” y de hacer factible la realización de esta práctica sexual. Esa comunicación, tal y como sucede en las prácticas BDSM, debe ser tal que una voz de “¡basta!” tiene que ser suficiente para poner fin a esta intensa y extrema práctica erótica.

La comunicación entre la parte activa y pasiva durante la práctica del fisting debe afectar a todo lo que tenga que ver con la práctica en sí. Y es que el fisting no se limita única y exclusivamente a introducir la mayor cantidad de brazo posible dentro del ano o la vagina de la parte sumisa. La práctica del fisting consiste, también, en que la parte activa pueda mover la mano dentro del ano de la parte pasiva. Ese movimiento debe realizarse siempre muy lentamente y con movimientos circulares de muy lento recorrido. Ese movimiento puede producir sensaciones muy especiales en la parte pasiva.

Otro movimiento que, realizado durante la práctica del fisting, puede producir sensaciones especiales es aquél que consiste en que la parte activa abra la mano una pequeña fracción de centímetro y luego vuelva a cerrarla. Si la parte pasiva es un hombre, la parte activa puede, también, intentar, con su mano, presionar la próstata de aquél. Como sabemos, la estimulación prostática puede resultar muy placentera para la persona que es “gratificado” con ella.

Extraer la mano una vez finalizada la práctica del fisting puede resultar un proceso tan laborioso como el de introducirla. Un giro de la mano puede facilitar la tarea. Otro de los trucos que pueden servir para hacer más sencilla la tarea de extraer la mano del ano tras practicar fisting es la de utilizar el dedo índice de la otra mano de la parte activa para, con él, abrir un poco, y con cuidado, el esfínter. Al entrar aire dentro del ano será más sencillo extraer la mano que está introducida en él.

También para extraer la mano será necesario echar mano del lubricante. Él permitirá que la mano se deslice con mayor facilidad.

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