No hace demasiado que dedicamos en este blog un artículo a las diferencias existentes entre el orgasmo masculino y el femenino. En aquella ocasión no hicimos referencia a algo que, en más ocasiones de las que creemos, acompaña al orgasmo femenino: la eyaculación. Esta eyaculación, en la inmensa mayoría de los casos, se limita a la excreción de una pequeña cantidad de un líquido traslúcido blanquecino. Esta excreción suele pasar desapercibida. En algunas ocasiones, sin embargo, se produce lo que se conoce como squirting o squirt y que no es otra cosa que la expulsión a chorro de grandes cantidades de flujo eyaculatorio.
La palabra squirt es una de las palabras que se han puesto de moda en los últimos tiempos. Los canales de internet de sexo en streaming, por ejemplo, han reservado al squirt un apartado especial. Quien visita dicho apartado puede contemplar a mujeres que, llegadas al orgasmo, expulsan grandes chorros de flujo eyaculatorio; tan grandes que, en ocasiones, parece que las mujeres, más que tener un orgasmo, orinan.
Glándulas de Skene
¿A qué es debido el squirt? Según apuntan las mayorías de las teorías existentes al respecto, a la intervención de las glándulas de Skene. Las glándulas de Skene (llamadas también glándulas uretrales, parautrales o menores y que deben su nombre al ginecólogo escocés Alexander Skene, que fue quien las descubrió en el siglo XIX) son dos glándulas ramificadas que están situadas a los lados de la vagina. Localizadas alrededor de la uretra y un poco más debajo de éstas, las glándulas de Skene desembocan en el interior de la vulva y cumplen una función semejante a la que la próstata cumple en el varón. Por eso en alguna ocasión se las ha llamado próstata femenina.
Las teorías que responsabilizan a las glándulas de Skene del fenómeno del squirt apuntan que, durante el proceso de excitación femenina, las glándulas producen y se llenan de un líquido que, compuesto de antígeno prostático específico, creatinina, glucosa, fructosa y una enzima llamada FAP, es expulsado al exterior llegado el momento del orgasmo.
El que el tamaño de las glándulas de Skene varíen entre unas mujeres y otras sería lo que explicaría, según los defensores de estas teorías, el que no todas las mujeres puedan experimentar el squirting. Pero… ¿cómo saber con certeza si una mujer puede disfrutar de la experiencia del squirt o no? Simplemente, experimentando. O, lo que es lo mismo, estimulando de una manera especial los genitales femeninos prestando especial atención a dos puntos fundamentales de los mismos: el clítoris y el punto G. De hecho, hay autores y autoras que responsabilizan a éste último de la producción del flujo eyaculatorio que las glándulas de Skene lanzan al exterior durante el squirting.
Preliminares y camino
A continuación vamos a darte una serie de consejos para que puedas alcanzar el squirt o puedas ayudar a tu pareja a conseguirlo.
El primer consejo consiste en no tomarse el alcanzar el squirt como un reto que hay que lograr inexcusablemente. Al sexo hay que ir sin presiones. La mente es muy traicionera y cuando está tensionada puede jugarnos una mala pasada. Más de un orgasmo ha quedado arruinado por la acción negativa de la mente. Por eso, para intentar alcanzar el squirt, lo mejor es relajarla. Disfrutar de la estimulación de una manera relajada es el mejor camino para gozar de un mejor orgasmo y, quizás, de una copiosa eyaculación.
El segundo consejo para intentar alcanzar el squirting es el siguiente: olvídate de la meta y disfruta del camino y de todos los estímulos que, poco a poco, deberán llevarte a esa situación óptima en que el squirt se hace posible. En este sentido, hablar del camino a recorrer hasta llegar a ese orgasmo intenso e hiperhúmedo es hablar de preliminares. Los besos, las caricias y los juegos previos son muy importantes para, poco a poco, ir incrementando el nivel de excitación de la mujer que desea disfrutar de la experiencia del squirt. Como vimos en nuestro artículo “Preliminares sexuales y juguetes eróticos”, son muchos los juguetes y productos eróticos que pueden ayudarnos en esta fase de los preliminares y del incremento progresivo de la excitación. Entre ellos podemos destacar un vibrador, un dildo, un plug anal, unas bolas tailandesas, una crema estimulante… todos ellos, bien utilizados y acompañados de un buen lubricante íntimo que sirva para proporcionar suavidad e hidratación a la zona que se va a estimular, incrementarán la excitación sexual de la mujer que intente vivir la experiencia del squirt.
Estimulación del clítoris y del punto G
Otro paso ineludible para que una mujer alcance esa copiosa eyaculación a la que llamamos squirting es el que tiene que ver con la estimulación del clítoris. Los vibradores de lengua o los vibradores rampantes son dos juguetes eróticos que pueden ayudarnos en dicha tarea, aunque el cunnilingus y la estimulación digital pueden resultar, también, dos técnicas muy efectivas a la hora de estimular el clítoris y, por tanto, de incrementar la excitación sexual de la mujer. Combinar movimientos circulares, de presión y de velocidad alrededor y sobre el clítoris atendiendo a las reacciones de la mujer (no hay que olvidar que la estimulación directa sobre el clítoris puede resultar, en el caso de algunas mujeres, molesta) servirá para acercar a esa mujer a la experiencia del squirt.
Tras los juegos preliminares y tras una efectiva estimulación del clítoris habrá llegado el momento de la penetración. Esta penetración puede hacerse con los dedos o, en su caso, con algún juguete erótico. Los dildos y, en especial, los vibradores, pueden ser, en este caso, de gran ayuda, sobre todo cuando tengamos que estimular el mítico punto G. Para hacerlo deberemos, primero, localizarlo, algo que haremos con los dedos. El punto G se encuentra aproximadamente, entre tres y cinco centímetros dentro de la vagina, en la parte superior de la misma y en dirección hacia el clítoris. No en vano, hay quien sostiene que el mítico punto G no es otra cosa que una parte de la parte interna del clítoris. Sea como sea, y una vez localizada esa zona (su estimulación producirá un placer especial a la mujer), un vibrador para punto G será de grandísima ayuda para aquel hombre que quiera conducir a su pareja a la experiencia del squirting.
Este hombre, al estimular el punto G de su pareja, deberá, también y al mismo tiempo, estimular el clítoris. Esa doble estimulación resultará imprescindible para conseguir alcanzar el squirt. La mujer, de manera instintiva, tenderá a mover su pelvis y a apretar sus nalgas. Esa doble acción tendrá una finalidad: la de aumentar su sensación de placer. El cuerpo es sabio, por eso tiende a realizar esos movimientos que, como hemos dicho, le procuran un mayor placer.
Llegará un momento en el que ese placer se haga cada vez más y más intenso y en el que la mujer tenga la sensación de estar a punto de orinar. Que no se preocupe. Que no se detenga. Que siga gozando de la estimulación. La mujer que, llegada a ese punto, experimenta esa sensación, está a punto de vivir la experiencia del squirting o, cuanto menos, de un orgasmo de gran intensidad, uno de esos orgasmos que dejan absolutamente satisfechas y que se recuerda por mucho tiempo.
Si sigues todos estos pasos que te hemos aconsejado y no consigues el squirt no te preocupes. El sexo no es una competición y, después de todo, lo que habrás alcanzado habrá sido un orgasmo explosivo e intensísimo que no habrá sido sino la guinda de un viaje a través de un sinfín de sensaciones, todas ellas placenteras. Créenos: sólo por el viaje ya habrá merecido la pena.