La llegada del verano acarrea la llegada de las vacaciones. Y las vacaciones, en cierto sentido, son sinónimo de despedidas. Nos despedimos de los compañeros de trabajo o de la universidad, de los padres que, como nosotros, tienen la suerte de poder llevar a sus hijos al colegio sin tener que depender de los abuelos, de los vecinos, de la dueña del bar en el que cada mañana tomamos el café… Sin duda, podremos pasar sin ellos varias semanas. Pero… ¿y nuestro dildo?, ¿y nuestro plug?, ¿y ése vibrador que tan buenos momentos nos ha proporcionado en los meses precedentes? ¿Vamos a resignarnos a tener que dejarlos arrumbados en un rincón, esperando nuestro regreso? ¿Vamos a renunciar a su compañía y a sus prestaciones precisamente en esa época del año en que, libres de obligaciones laborales y horarias, mejor podemos dedicarnos a todo lo que tenga que ver con el placer?

Del mismo modo que metemos en nuestra maleta nuestro mp3, algo de lectura, la crema solar y el repelente de mosquitos, también podemos meter en ella, bien junto al neceser, bien entre la ropa íntima, nuestro juguete erótico preferido. Eso sí: antes de hacerlo debemos tener en cuenta un aspecto que, de no ser tenido en cuenta, nos puede hacer vivir una situación cuanto menos incómoda. Ese aspecto es el siguiente: ¿qué concepto tienen de los juguetes eróticos en ese país al que hemos decidido viajar este verano? Porque llevar en la maleta un plug anal cuando vamos a veranear al pueblo de los abuelos es una cosa, y llevar ese mismo plug anal guardado en la maleta cuando esa maleta tiene que pasar el arco detector de un aeropuerto de un país como, pongamos por caso, Indonesia, es otra muy diferente.

Y es que hay países en los que la posesión de juguetes eróticos está considerado un delito que puede acarrear penas de prisión e, incluso, hasta la pena de muerte. Por eso es importante, antes de viajar, saber en qué países son bien recibidos los juguetes eróticos y en qué países el llegar con uno guardado en la maleta podemos padecer problemas de muy distinta envergadura. En este artículo queremos darte una serie de consejos para que evites esos problemas o, cuanto menos, situaciones desagradables, si decides viajar con tus juguetes eróticos.

El primer consejo, que debes grabarte en tu memoria si no quieres tener un serio problema a la hora de viajar con juguetes eróticos al extranjero, es que los plugs anales o cualquier material LGTBI+ deben quedarse en el cajón de tu dormitorio si pretendes viajar a países como Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Yemen, Mauritania, Sudán, Nigeria o Somalia. En algunas regiones de esos países, cualquier práctica de carácter LGTBI+ está castigada con la pena de muerte. En muchos otros países ese tipo de práctica está castigada con la cadena perpetua. Una película de contenido lésbico, por ejemplo, puede implicar esa pena en Marruecos o Corea del Norte. Marruecos, por otro lado, al igual que Qatar, castiga con penas de prisión todo lo que tenga que ver con el adulterio, el poliamor o el intercambio de parejas. Si viajas a ese país, procura no llevar nada (libros, publicaciones, etc.) que hagan referencia a ese tipo de prácticas. Por su parte, en Antigua, Barbados y Angola, llegar a sus fronteras con ese tipo material erótico implica un serio riesgo: el de ser deportado.

El segundo consejo que queremos dar a todas aquellas personas que deseen viajar al extranjero con juguetes eróticos hace referencia a los juguetes eróticos para la práctica del BDSM. La mayor parte de los países, exceptuando el Reino Unido, no condenan la práctica del sadomasoquismo. O sea: que si visitas Londres, Glasgow, Liverpool o Belfast, mejor que no lleves en tu maleta azotadores, mordazas, esposas o manos realísticas para practicar el fisting. Podrías vivir una situación ciertamente embarazosa. Lo mismo te sucedería en Suiza, país en el que está penada la posesión de “objetos que representan actos sexuales con contenido violento”. No lleves látigos, fustas ni cuerdas, pues, al país helvético. No podrás entrarlos en el país si son detectados. Por su parte, los amantes de las prácticas BDSM que visiten Alemania deben tener presente que el código penal alemán regula los “actos violentos que violan la buena moral”. Las esposas, por su parte, figuran en el top ten de los objetos más requisados de todo el mundo. El requisamiento de unas esposas para BDSM no siempre va acompañado de multa.

La posesión de material pornográfico está penada en países como Arabia Saudí, Baréin, China, Cuba, Egipto, Emiratos Árabes, Gambia, Indonesia, India, Irán, Kenia, Kuwait, Malasia y Singapur. No lleves bajo ningún concepto a estos países films ni publicaciones XXX.

Vietnam, un destino turístico que en los últimos años ha ido ganando adeptos en nuestro país, tiene vedada la entrada en su territorio de cualquier tipo de juguete erótico. Eso sí: la aduana de este país del sudeste asiático guarda los juguetes eróticos confiscados para devolverlos a sus propietarios cuando éstos marchan del país. Malaui, Senegal y Etiopía, por su parte, son países en los que tampoco es posible introducir juguetes eróticos.

Un último aspecto a tener en cuenta si deseas viajar a un país extranjero con productos eróticos es el que hace referencia a los lubricantes y a los aceites de masaje. Estos productos, tanto si tienen consistencia de gel como si lo tienen de líquido, están sometidos a las mismas normas a las que lo están todas las sustancias líquidas cuando se viaja en avión. Es decir: si llevamos el aceite de masaje o el lubricante en el equipaje de mano, éstos no pueden superar los 100 ml. Una buena manera de evitar problemas cuando viajamos en avión y queremos llevar este tipo de producto es utilizar monodosis de lubricante.

Esperamos que estos consejos te sirvan para disfrutar de unas fantásticas vacaciones y para escoger el destino al que quieres viajar si, por algún motivo, aún estás indeciso y no quieres separarte de tus juguetes preferidos. En SexshopDreams perseguimos sobre todo el que puedas disfrutar de tu sexualidad y de la libertad de poder ejercerla en todo momento y en todo lugar siguiendo tus gustos y necesidades. Si consigues hacerlo, nosotros nos daremos por satisfechos.