Que los hombres y las mujeres somos distintos salta a la vista. También en cuestión de sexo. Hombres y mujeres no experimentamos el placer del mismo modo. Entre el orgasmo masculino y el orgasmo femenino existen ciertos puntos en común (ambos, por ejemplo, hombres y mujeres, liberan oxitocinas durante el orgasmo), pero son muchas más las diferencias que existen entre ellos que los aspectos que los unen, sobre todo a nivel físico. Para empezar, lo habitual es que el orgasmo masculino sea mucho más evidente que el femenino. Cuando no se posee un control tántrico de la eyaculación, ésta y el orgasmo van de la mano. Es decir: se sabe que el hombre ha experimentado un orgasmo porque la eyaculación lo delata. Esto, en la mujer, no es tan fácil de identificar.

La evidencia de la llegada del orgasmo no es, sin embargo, la única diferencia entre el orgasmo femenino y el masculino. Por ejemplo: hay estudios que apuntan que la respuesta sexual femenina es impulsada desde la parte derecha del hipotálamo y desde la izquierda en el caso del hombre. Y está estudiado, también, que en el orgasmo femenino o en el proceso de excitación femenino desempeña un papel mucho más destacado la imaginación que en el masculino.

Antes de destacar cuáles son las diferencias físicas principales entre el orgasmo masculino y el orgasmo femenino debemos definir qué es el orgasmo y qué fases podemos encontrar en él. Cuando hablamos de orgasmo estamos hablando de la respuesta neurovegetativa que el organismo da a una serie de estímulos de carácter sexual. Esta respuesta neurovegetativa que es el orgasmo llega en cuatro fases tanto en el hombre como en la mujer. Esas cuatro fases o etapas son: excitación, meseta, orgasmo propiamente dicho y resolución.

El orgasmo masculino

Veamos cuáles son los cambios fisiológicos que experimentan los hombres durante las diferentes fases que conducen al orgasmo:

  1. Fase de excitación. La piel comienza a adquirir un cierto rubor. El pene inicia su erección mientras las arrugas del escroto se alisan y los testículos se elevan, aumentando de tamaño. Durante esta fase, las glándulas de Cowper generan 2 ó 3 gotas de fluido preseminal. Este fluido puede contener espermatozoides.
  2. Fase de meseta. El rubor sexual se apodera de cara, cuello, tórax y hombros mientras el aumenta la circunferencia del pene, que alcanza su máximo tamaño justo antes de alcanzar el orgasmo. Los testículos, a su vez, aumentan de tamaño y se elevan mientras las glándulas de Cowper incrementan la secreción de fluido seminal. Durante esta fase del orgasmo masculino, el hombre siente como aumenta la tensión muscular tanto en nalgas como muslos y cómo se le acelera el ritmo cardíaco. La respiración se hace más rápida.
  3. Fase del orgasmo propiamente dicho. Se produce una serie de contracciones en pene y uretra tras experimentar lo que se conoce como punto de no retorno, es decir, ese instante en que se tiene la sensación de que el orgasmo es inevitable. Al mismo tiempo se produce la contracción de próstata, vesículas seminales y vasos deferentes. Todas estas contracciones sirven para empujar el semen al exterior. Éste, al pasar por la uretra, produce sensación de calor en la misma.
  4. Fase de resolución. En esta última fase, desaparece el rubor y se produce la detumescencia, es decir: el retroceso de la congestión sanguínea que, en el pene, produce la erección y la progresiva normalización del escroto y los testículos.

Dependiendo de cómo de intenso sea el orgasmo, se dará un número de contracciones que oscilarán entre 3 y 10 contracciones que durarán una media de entre 4 y 8 segundos. Una vez acaecido el orgasmo, se iniciará lo que se conoce como período refractario. Durante ese período de tiempo, que oscilará según las personas, el hombre no podrá volver a experimentar una erección.

El orgasmo femenino

La mujer, por, su parte, experimenta los siguientes cambios durante las diferentes fases del orgasmo:

  1. Fase de excitación. Durante la fase de excitación, la piel de la mujer comienza a enrojecerse. La erección de los pezones, el aumento de la areola y el aumento de tamaño de las mamas son algunos de los cambios que el cuerpo de la mujer experimenta en esta fase. Al mismo tiempo, aumenta el tamaño del clítoris, los labios externos se abren y los internos incrementan su tamaño. Durante esta fase del orgasmo femenino la vagina aumenta de longitud y tamaño, se eleva el cuello del útero y se inicia la lubricación.
  2. Fase de meseta. El rubor de la piel se hace general en el cuerpo de la mujer durante esta fase de su orgasmo al tiempo que sigue incrementándose el tamaño de pechos y areola. El clítoris, que se retrae, llega incluso a ocultarse mientras en los labios menores se produce una congestión vascular muy intensa. Esta congestión vascular hace que los labios menores multipliquen por dos o tres su tamaño. La vagina, por su parte, se expande algo más mientras, en su parte inferior, experimenta una vasoconstricción que tiene una función: “atenazar” al pene cuando éste está introducido en ella. Al igual que le sucede al hombre en esta fase del orgasmo, a la mujer se le acelera el pulso y el ritmo de la respiración y la tensión muscular en muslos y nalgas se hace más intensa.
  3. Fase de orgasmo. Llegadas a esta fase del orgasmo femenino, las mamas experimentan de manera ocasional algún pequeño temblor; el clítoris permanece oculto tras los labios vaginales y la vagina experimenta entre 3 y 15 contracciones en su tercio inferior. Al mismo tiempo, el esfínter anal se contrae de manera rítmica y se incrementa el ritmo cardíaco. Durante esta fase, los músculos perivaginales y perineales se contraen de manera involuntaria y rítmica y la mujer experimenta sensaciones de placer intenso en la vagina que se extienden a toda la pelvis.
  4. Fase de resolución. Pasado el orgasmo, mamas, clítoris y labios vaginales van recuperando, poco a poco, su aspecto normal.

Al contrario de lo que le sucede al hombre, si la mujer es reestimulada antes de que disminuya completamente la tensión sexual, ésta puede presentar varios orgasmos sucesivos.

Conocer las diferentes fases del orgasmo es fundamental para conseguir alcanzar una más rica vida sexual. Identificar las reacciones de nuestro organismo hacia determinados estímulos nos ayudará a gozar más y mejor de nuestras relaciones sexuales. Para ello, nada mejor que experimentar con la masturbación. La masturbación es una excelente escuela para conocer el propio organismo y su respuesta a los estímulos sexuales. En SexshopDreams hemos realizado una cuidada selección de los mejores juguetes eróticos para mejorar la experiencia de la masturbación.