Desde que inauguramos este blog, en SexshopDreams siempre hemos abogado por el sexo seguro. Sabedores de que la sexualidad humana es compleja y, por tanto, conlleva la existencia de una gran variedad de prácticas y conductas sexuales, apostamos desde el primer momento por alertar sobre el riesgo que para la salud supone el practicar sexo sin tomar antes unas mínimas medidas de seguridad.

Por ese motivo, porque consideramos que el sexo solo es verdaderamente divertido cuando es seguro, hemos dedicado en este espacio más de un artículo al humilde condón. En el Blog de SexshopDreams hemos hablado de cómo usar y conservar los preservativos, de su historia y proceso de fabricación y de los diferentes tipos de condones que se pueden encontrar en el mercado. También hemos hecho un listado de las enfermedades de transmisión sexual de las que podemos librarnos gracias al sencillo gesto de colocarnos o de hacer que nuestra pareja se coloque un preservativo antes de iniciar una relación sexual con penetración. En el Blog de SexshopDreams, sabedores también de la importancia de la información a la hora de concienciar a las personas sobre los riesgos que implica el mantenimiento de cierto tipo de prácticas sexuales, hemos dedicado algunos artículos a las ETS en general o a alguna de ellas en particular. Pese a ello, nunca nos cansaremos de insistir sobre el tema de la profilaxis y la seguridad en el sexo. Y es que ésa es una batalla que no es fácil de ganar. Después de todo, las personas, por desinformación o por imprudencia, acabamos incurriendo más veces de las que serían deseables en la realización de prácticas sexuales de riesgo. Y es a algunas de esas prácticas (a las que recientemente, por diversos motivos, se han puesto de moda) a las que deseamos dedicar este artículo.

Los sexólogos apuntan a que una de las razones principales por la que las personas incurren conscientemente en la realización de prácticas sexuales de riesgo es el subidón de adrenalina que experimenta la persona al vivir una situación que sabe trufada de peligros. En la mayor parte de estas ocasiones, además, las prácticas sexuales peligrosas se llevan a cabo en grupo y en un estado de desinhibición provocado por el consumo de alcohol o de otro tipo de drogas.

Los sexólogos apuntan también a que el reciente incremento de este tipo de prácticas sexuales es debido en gran medida a la expansión de las diferentes redes sociales de contacto con geolocalización. Este tipo de aplicaciones (Tinder o Grinder, por ejemplo) facilitan los encuentros de personas que se sienten atraídas por este tipo de prácticas sexuales de alto riesgo.

El muelle

A esta práctica sexual peligrosa (y alertados por estadísticas que hablaban de cómo se había hecho muy popular entre ciertos ámbitos de la juventud de nuestro país) ya dedicamos en su momento un artículo en nuestro blog. Como explicábamos en aquel artículo, esta práctica sexual de riesgo consiste en que varios chicos se sientan desnudos en una silla y se colocan en círculo. Una vez colocados así, una o varias chicas se van sentando sobre ellos para, así, ser penetradas durante 30 segundos. A los 30 segundos, la chica o las chicas cambian de “pareja”. El juego del muelle es un juego sexual de eliminación en el que van quedando eliminados los chicos que eyaculan.

El que este juego se practique sin preservativo lo convierte en un peligroso juego sexual. Más allá del riesgo de contagio de ETS derivado de la peligrosa combinación de promiscuidad y falta de protección, existe el indudable riesgo de embarazo. Por eso hay que considerar el juego del muelle como una práctica sexual de alto riesgo y por eso hay que esforzarse en hacer que los jóvenes que lo han practicado, lo practican o sienten la curiosidad de practicarlo tomen conciencia de su peligro.

Stealthing

El stealthing, además de una práctica sexual peligrosa, es un acto de deslealtad para la pareja con la que se está practicando sexo. ¿Por qué? Porque consiste, ni más ni menos, que en quitarse el preservativo durante la práctica sexual sin que la pareja lo sepa. Esto, sin duda, quiebra una de las normas básicas de toda relación sexual, que es la del consentimiento. Y es que, en lo tocante al sexo, el consentimiento debe darse en todas las áreas de la relación sexual. La profilaxis a emplear durante la misma debe ser, desde el minuto uno, algo pactado y respetado por ambos miembros de la pareja. El stealthing, pues, puede ser considerada no solo una práctica sexual de riesgo, sino también un abuso sexual.

Indudablemente, esta práctica sexual peligrosa incrementa notablemente el riesgo de que se produzca un embarazo no deseado y, al mismo tiempo, aumenta las posibilidades de que se contagie algún tipo de enfermedad de transmisión sexual.

Chemsex

El nombre de esta práctica sexual de riesgo surge de la combinación de dos términos ingleses que significan “drogas” y “sexo”. Sin duda, la combinación de ambos términos resulta explosiva y altamente peligrosa, máxime teniendo en cuenta que su práctica implica no solo la realización de sexo sin condón sino también, en algunas ocasiones, el compartir jeringuillas durante la sesión de sexo. En estos casos, esta práctica sexual peligrosa recibe el nombre de slamsex. En la actualidad, y según apuntan algunas estadísticas, la mitad de los diagnósticos de VIH están hechos a personas que han participado en una sesión de chemsex o de slamsex. La hepatitis B es, también, una de las enfermedades que pueden transmitirse cuando se practica esta práctica sexual de riesgo.

Bugchasing

Si tuviéramos que traducir la palabra que da nombre a esta práctica sexual peligrosa lo haríamos utilizando la expresión “ir a la caza del bicho”. La expresión es sumamente ilustrativa del riesgo que implica esta práctica sexual, pues “el bicho” no es otra cosa que el VIH, o sea: el virus del sida.

Esta práctica sexual de alto riesgo suele realizarse en las llamadas “fiestas con químicos”, es decir, en encuentros sexuales en grupo en los que se consumen alcohol y drogas y en los que el sexo se practica sin protección alguna. Indudablemente, en estas “fiestas” el riesgo de contraer el VIH u otras enfermedades de transmisión sexual es muy elevado.

En la actualidad y gracias a los avances médicos y a los resultados de las investigaciones farmacológicas, la mortalidad causada por el sida se ha reducido notablemente. Las últimas estadísticas hablan de unos 500 fallecimientos anuales debidos al VIH. Esto ha hecho que muchas personas hayan perdido el miedo a una enfermedad que hace algunas décadas causó grandes estragos en algunos colectivos. Son esas personas las que, obviando el hecho incuestionable (y que debería servirles de alerta) de que el número de personas afectadas de VIH no se ha reducido, participan en una práctica sexual muy peligrosa como es el bugchasing, al que también se llama bareback o serosorting.

Tras haber realizado un somero repaso de las prácticas sexuales más peligrosas y más de moda y tras haber recalcado los riesgos para la salud que se corren al llevarlas a la práctica, queremos reafirmar aquí nuestra apuesta por la seguridad en el sexo. Y es que el sexo, repetimos, solo puede ser verdaderamente satisfactorio y enriquecedor si es seguro. Jugar a la ruleta rusa con el sexo no es una buena forma de disfrutar de él.