Los datos no los proporciona una ONG de medio pelo (con todo el respeto que nos merece, por supuesto, cualquier oenegé, sea del tamaño y del potencial que sea y que se dedique a mejorar las condiciones de vida del ser humano en cualquier rincón del planeta). Los datos los aporta la Organización Mundial de la Salud (OMS) y lo hace en un informe dirigido por Melanie Taylor. Según se expone en dicho informe, más de un millón de relaciones sexuales terminan DIARIAMANTE con uno de los participantes en la misma infectando a otro con clamidia, gonorrea, sífilis o tricomoniasis, cuatro enfermedades de transmisión sexual que tienen tratamiento y cura.

Los datos aportados por la OMS hablan, sin duda, de una epidemia de ETS en toda regla. Según la estadística aportada por la misma organización, un 4% de las personas de entre 15 y 49 años en el mundo porta alguna de las cuatro enfermedades citadas. El estudio realizado por la OMS, sin embargo, no presta atención a las ETS víricas incurables, es decir: la hepatitis B, el virus del herpes simple, el VIH y el virus del papiloma humano (VPH).

Melanie Taylor señala en su informe que los datos, absolutamente preocupantes y negativos, se repiten año tras año. ¿El motivo? Al decir de Taylor, la falta de educación sexual. En muchos casos, además, los portadores de las mismas no son conscientes de que lo son por ser enfermedades, sobre todo en sus fases iniciales, asintomáticas. Al no ser conscientes de ello, las personas que son portadoras de alguna de las cuatro ETS citadas contagian a sus parejas o, en el caso de las madres embarazadas, a sus hijos.

La OMS, al hablar de esta epidemia de ETS, alerta sobre las graves consecuencias que para las personas puede acarrear el estar infectadas de alguna de estas enfermedades. En los peores casos, estas ETS pueden provocar enfermedades neurológicas, cardiovasculares e infertilidad, al tiempo que pueden incrementar el riesgo de contraer VIH.

Las epidemias de ETS afectan igual a hombres y a mujeres, aunque en ellas se da mayor prevalencia. ¿Qué quiere decir esto? Que son más porcentualmente las mujeres que deben vivir con estas enfermedades que los hombres. La explicación a este fenómeno es puramente biológica: los organismos que causan las cuatro ETS citadas perviven mejor en el entorno de los órganos sexuales femeninos que en el de los masculinos. Esta prevalencia mayor en las mujeres convierte a las mujeres embarazadas infectadas de ETS en instrumentos de contagio de primera magnitud. Los hijos de estas mujeres pueden nacer con deformaciones, sus fetos pueden desarrollar problemas cognitivos y físicos, y, en algunos casos, se pueden producir alumbramientos prematuros. Muchos niños, también, nacen muertos debido a la infección padecida por la madre. Los datos, a este respecto, son escalofriantes. Según la OMS, 200.000 niños fallecen cada año a consecuencia de haberse infectado de gonorrea en el útero materno. Sólo la malaria mata más bebés en el mundo.

Tras las epidemias de ETS, sostienen los expertos, se oculta también una malsana estigmatización de quienes las padecen. Estigmatizar a las personas que padecen una ETS implica dificultar su curación y, por tanto, crear el caldo de cultivo ideal para que esa enfermedad siga transmitiéndose de unas a otras. Para cambiar esta tendencia sería necesario tratar a las enfermedades de transmisión sexual exactamente igual que se tratan otras enfermedades: sin estigmas. La persona que padece una ETS no es una persona depravada ni sufre tipo alguno de “castigo divino”. La persona que padece, por ejemplo, gonorrea es, simple y llanamente, una persona enferma. Y como tal debe ser tratada.

Las ETS a las que nos referimos en este artículo y de las que habla la OMS en su entorno pueden ser tratadas con medicamentos, pero la OMS advierte de que están apareciendo resistencias a dichos medicamentos. La primera línea de antibióticos para tratar estas enfermedades, apunta la OMS, está comenzando a fallar. En algunos casos, incluso, las bacterias resisten a la segunda y tercera línea de antibióticos lo que resulta extremadamente preocupante, pues estas enfermedades van adquiriendo progresiva virulencia y acaban convirtiéndose en enfermedades potencialmente mortales.

Planteándose esta problemática, la OMS recalca que, más allá de la mejora de los tratamientos y la búsqueda de nuevos medicamentos que puedan hacer frente a las enfermedades citadas, hay que hacer hincapié en la asunción de medidas preventivas. La prevención es fundamental para poner freno a esta epidemia de ETS. La gente ha perdido en gran medida aquel terror que provocaban las siglas SIDA hace varias décadas al haberse convertido el VIH en una dolencia crónica y eso se refleja en la relajación a la hora de tomar medidas preventivas. Esto, unido a la falta de educación sexual para los más jóvenes, ha hecho que la prevención se haya deteriorado progresivamente en los últimos años, favoreciéndose así el que se pueda producir, como de hecho se ha producido, una epidemia de ETS.

Entre las medidas propuestas por la OMS podemos destacar las siguientes:

  • Aumentar medidas de control, prevención y diagnóstico.
  • Impulsar la extensión de pruebas baratas, sobre todo en los países pobres, para poder detectar las ETS.
  • Evitar la estigmatización de las personas que las padecen.
  • Educar en la protección impulsando campañas y programas de información en los medios.
  • Incrementar la comunicación con los hijos y proporcionarles los medios seguros para protegerse tanto contra los contagios de enfermedades de transmisión sexual como contra los embarazos no deseados.

La lucha contra las epidemias de ETS es una tarea que debe implicar a políticos, profesionales de la sanidad, profesionales de la educación, padres y, por supuesto, personas afectadas por una enfermedad de transmisión sexual. Desde el rincón de nuestro blog queremos sumarnos a esa lucha recomendando, siempre, el uso del humilde condón en las relaciones sexuales, especialmente y sobre todo cuando se trate de relaciones sexuales mantenidas entre personas que no mantengan una relación personal duradera o cuando la relación sexual sea una relación casual.

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