Nunca hay que dejar de ser niños del todo. ¿Te has detenido a contemplar alguna vez la risa de los niños? ¿Has constatado cómo acostumbra a acompañarla un brillo especial en los ojos? Ese brillo no es otra cosa que un sello de garantía. Ese brillo certifica la autenticidad de esa risa, su carácter genuino. Perder esa capacidad de reír desde las tripas es algo así como recibir un anticipo de la muerte. El niño ríe, sobre todo, cuando juega. Quien, de alguna manera, intenta introducir elementos lúdicos en su día a día, consigue de algún modo instalarse en alguna parcela de la infancia. Por eso hay que defender siempre lo lúdico. Porque lo lúdico es símbolo de infancia y la infancia es, salvo terribles excepciones, lo más opuesto a la muerte que podemos imaginar.
Jugar y jugar. Ésa es la mejor manera de inyectar vitalidad a nuestro día a día. Pero nosotros, seguramente, ya no conseguiremos entretenernos con un Ibretren o con una caja de cliks de Famobil. Necesitaremos otro tipo de juguetes porque son otros juegos los que ahora más nos gustan practicar. Y esos juegos a los que ahora preferimos entregarnos acostumbran a jugarse en la intimidad.
Introducir juguetes para adultos en nuestra vida sexual puede ser una gran idea para revitalizarla y para inyectarle una fogosidad y una capacidad de diversión que, a la corta y a la larga, nos van a hacer más felices.
Eso sí: los juguetes eróticos no hacen milagros. Es más: hay situaciones en las que no deberíamos introducir juguetes sexuales en nuestra vida sexual. Un juguete no va llenar nunca un vacío ni podrá ser nunca el sustituto de una persona. No importa que existan muñecas hinchables de una apariencia realística ciertamente inquietante. No importa la belleza de esas muñecas ni su tacto super-conseguido ni las vibraciones ciertamente orgásmicas de sus genitales. Una de esas muñecas made in Asia no va a proporcionar la compañía y el calor humano que proporciona una persona. Y ese calor es, en la mayor parte de los casos, la fuente principal de esa excitación que nunca puede faltar para hacer del sexo una experiencia única e incomparable con ninguna otra.
Un juguete erótico tampoco va a servir para paliar un problema sexual severo. Cuando existe un problema de este tipo, lo mejor es asistir a la consulta de un profesional que pueda asesorar convenientemente sobre cómo se debe encarar dicho problema y qué medidas hay que tomar para intentar resolverlo.
Si no se da ninguna de estas dos situaciones (es decir, si no existe un problema sexual severo y si no hay una carencia afectivo-sexual clara), un juguete sexual puede ser una excelente manera de introducir espíritu lúdico en nuestra vida sexual.
Los juguetes sexuales pueden alimentar el deseo y hacer más intenso el placer. También pueden servir para hacernos más creativos. Aceptando esto, ya podremos decidirnos a introducir un juguete erótico en nuestra relación. Ahora bien, ¿qué juguete introducir? La respuesta puede no ser tan sencilla. Un juguete erótico inadecuado para nosotros puede conducir a una mala experiencia o a una experiencia insuficientemente placentera que nos aleje del uso de todo tipo de sexplays. Una lástima, claro, teniendo en cuenta todo el placer que dejamos en un lado del camino, sin descubrir.
Para acertar con el juguete sexual hay que conocer nuestro cuerpo y nuestros gustos. Si el juguete está destinado a la pareja, los gustos de ambos y las características físicas de ambos determinarán el tipo de juguete adecuado para la pareja.
Una vez asumido esto, ya podrá procederse a la compra de un juguete erótico que permitirá:
- Romper con la rutina. Introduciendo novedades en la relación sexual se conseguirá aumentar el deseo y, así, recuperar la chispa perdida por la rutina. La novedad que los juguetes incorporan a la cama la convierten en un territorio nuevo en el que la pareja puede encontrarse como si hombre y mujer se acabaran de conocer y desearan entregarse a las delicias del sexo cuanto antes.
- Introducir sensaciones nuevas en forma de tactos y vibraciones desconocidas que el cuerpo humano no puede ofrecer pero que sí pueden ser experimentadas gracias a la intervención de un juguete sexual.
Una vez aceptado todo esto y decidido a dar el paso de comprar un juguete erótico sólo deberás escoger cómo darlo. Podrás acudir a un sexshop físico, en el que seguramente encontrarás a un vendedor o vendedora suficientemente preparado para asesorarte convenientemente, o podrás asesorarte en nuestro blog o en otros semejantes y, con dicha información en tu poder, acceder de una manera sencilla y rápida a la compra de algún tipo de juguete erótico en Sexshop Dreams, tu sexshop on line de confianza. Si quieres acceder a nuestro amplio catálogo de juguetes eróticos sólo debes acceder a nuestra tienda online.