Si hay un material asociado directamente a lo erótico ése es el látex. Faldas, pantalones, medias, leggings, guantes, corsés… son infinitas las prendas que se realizan en látex para así satisfacer las necesidades de todos los amantes del látex (y son muchos) que hay en el mundo.

El fetichismo del látex es uno de los más extendidos. No en vano, el látex lleva implícita una fuerte estimulación erótica. El látex se convierte en algo así como en una segunda piel. Hay autores que quieren ver en este fetichismo claras reminiscencias de la infancia. De la misma manera que el bebé adora el caucho de la tetina del biberón o del chupete, el adulto adora el caucho que, por ejemplo, realza una figura femenina.

Los fetichistas del caucho adoran el tacto y el olor del látex, adoran el sonido que se produce cuando dos cuerpos vestidos con látex se rozan, adoran el hacer el amor sobre una cama con sábanas de látex, adoran (si son amantes de vestirse con prendas de látex) la sensación de sentirse aprisionados dentro de una cárcel de látex, el calor corporal que transmite una prenda de látex… Son muchas las variantes fetichistas que podemos encontrar dentro del fetichismo del látex. Hay mujeres, por ejemplo, que se declaran fans apasionadas de la prenda de látex sólo por una cosa: porque, con la prenda puesta, se sienten desnudas estando vestidas. Tras ese placer, sin duda, existe una pulsión exhibicionista que se combina con todas las sensaciones anteriormente explicadas y asociadas al uso de la prenda de látex.

Las prendas de látex adquieren una importancia capital en el mundo BDSM. Sin duda, resulta muy difícil imaginar una escena sadomasoquista visualmente atractiva sin que una prenda de látex cubra el cuerpo de la Amo o la Dómina. En los casos extremos de la despersonalización del sujeto, el traje completo de látex con máscara cumple a la perfección la función de desproveer al individuo de su identidad.

Cuidado de las prendas de látex

El uso de prendas de látex exige unos cuidados especiales y un tratamiento cuidadoso. Conservar el brillo original del látex es fundamental para que éste siga manteniendo su atractivo. Para ello, nada mejor que seguir al pie de la letra los siguientes consejos:

  • Si tienes que ponerte una prenda de látex, pon en el interior de ella abundantes polvos de talco o algún tipo de lubricante que te permita colocarte la prenda con facilidad y sin sufrir pellizcos.
  • Tira siempre con cuidado de la prenda de látex y, sobre todo, hazlo sin perforar la goma con alguna joya. Cuida también de tus uñas. Unas uñas largas pueden arañar el látex si no son cuidadosas.
  • Para dar brillo a la prenda de látex utiliza un paño o gamuza que no suelte pelusa con un poco de silicona líquida o, si se tiene prisa, con silicona en spray.
  • Si tienes que lavar la prenda de látex, hazlo a mano, en agua jabonosa templada. ¿Qué tipo de jabón? El jabón para los platos puede servir a tal fin o incluso un jabón normal. Lo que no debes usar nunca es un jabón abrasivo. Tras el lavado es fundamental, a la hora de cuidar de la prenda de látex, aclarar bien la misma.
  • No intentes acelerar nunca el proceso de secado. El uso de secadoras daña al caucho de las prendas de látex.
  • Cuando la prenda de látex esté seca, pon polvos de talco en su interior y cuélgala de una percha acolchada.
  • La prenda de látex debe estar guardada en algún lugar fresco y oscuro. El calor y la luz solar daña a este tipo de prendas, le come el brillo y debilita sus costuras. Una buena manera de guardar una prenda de látex es envolviéndola previamente en una bolsa plástica (una de basura puede servir).
  • Tampoco es conveniente que la prenda de látex quede expuesta a los efectos del cloro, los rayos ultravioletas o el agua salada.

Si haces todo lo que te hemos indicado, tus prendas de látex se mantendrán en buen estado, con brillo y flexibles.

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