Lo sabemos. Tienen mala fama. Durante demasiado tiempo se las ha asociado a una imagen de cutrez que puede llegar a ser muy injusta para ellas y para todos aquellos hombres que han encontrado en ellas una buena manera de desahogarse sexualmente y de experimentar una forma de masturbación mucho más sofisticada y placentera.

Alrededor de las muñecas hinchables se han creado demasiados estereotipos y se han gastado demasiadas bromas. Y, sin embargo, son muchos los hombres que aún las miran con ojillos picarones y sueñan intimísimos momentos de placer. Las muñecas hinchables o baby dolls son vistas todavía, por mucha gente, como juguetes eróticos de segunda categoría. Por eso las incluyen en la categoría de los gustos freak. Cuando lo hacen, ni siquiera se detienen a comprobar cómo pueden llegar a ser las nuevas muñecas hinchables ni los avances tecnológicos que se han producido desde que las muñecas hinchables de ayer, aquella especie de globos hinchados con costuras bien visibles que se convertían en el protagonista bufo de alguna despedida de soltero en la que la pobre muñeca quedaba en una esquina, abandonada, resignada a la caricia torpe y displicente de algún amigo borracho del novio.

Mucho se ha avanzado desde aquella muñeca de vinilo de antaño. Las muñecas de látex ofrecen un mayor realismo a todo aquél que busca en la muñeca un sustitutivo casi perfecto del cuerpo femenino. Ese realismo, sin embargo, se vuelve casi nada cuando el usuario de la muñeca hinchable se encuentra con la maravilla realística de la muñeca de silicona. Éstas tienen una estructura interna metálica que les permite conseguir un peso más cercano al de las personas y, además, una mayor adaptabilidad para poder adoptar un amplio abanico de posturas eróticas.

Si en algún lugar estas muñecas hinchables han adquirido una exquisitez sublime en sus técnicas de fabricación es sin duda en Japón. En el país nipón las muñecas hinchables calcan a la perfección la imagen de los personajes femeninos del hentai, el cómic erótico del Japón. Cintura estrecha, uniformes de colegialas, pechos despampanantes, ojos grandes y seductores, bocas sensuales… así son las muñecas hinchables que se están fabricando en Japón.

La sofisticación en la fabricación de muñecas hinchables, sin embargo, la han alcanzado aquellas marcas que han llegado a incorporar vibradores a la muñeca para proporcionar a su usuario un placer mucho más intenso y cercano al que sentirían en brazos de una mujer de verdad.

En todos aquellos casos en los que se utilice una muñeca hinchable como dama de compañía para los juegos sexuales se recomienda el uso de un lubricante con base al agua y una limpieza concienzuda con agua y jabón neutro.

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