Uno de los grandes errores que el ser humano comete a la hora de disponerse a disfrutar del sexo y saborear sus placeres es obviar la parte lúdica del mismo. Al sacralizar la práctica sexual como comúnmente lo hacemos, la desproveemos de una de sus grandes virtudes. Y es que el sexo, de alguna manera, debería ser algo así como el juego de los adultos. Por eso debería practicarse de la misma manera que los niños juegan.

La actitud del adulto a la hora de practicar sexo o de encarar la relación sexual debería ser idéntica a la del niño que, en su mañana de Reyes, abre su caja de Meccano y se pone a jugar. ¿Qué hace el niño en ese caso cuando abre la caja y se asoma a su contenido? Toma una pieza, y después otra, y otra, y otra… Y, con ellas desparramadas ante sí, se entrega, simple y llanamente, al encanto del juego, a la magia de lo lúdico. Y experimenta. Sobre todo eso: experimenta.

Los seres humanos, con demasiada frecuencia, convertimos nuestra vida sexual en una rutinaria repetición de una serie de prácticas más o menos estereotipadas, más o menos instauradas como inamovibles e inexcusables en el seno de la pareja. Así, el sexo se nos convierte en demasiadas ocasiones en algo parecido a un catálogo de posibilidades eróticas que hubiera sido dramáticamente mutilado. Como si, pudiendo disfrutar de la lectura y los saberes de toda una enciclopedia o del casi inacabable listado de títulos atesorados por una biblioteca, nos limitáramos a leer una y otra vez el mismo y triste díptico publicitario que no hace sino repetirnos lo que ya sabemos de memoria.

En este blog hemos repetido una y otra vez que al sexo le viene bien la experimentación y que todo lo que suponga airear el ambiente viciado que la rutina puede acabar por imponer en cualquier relación es bueno para ésta. Y también hemos dicho aquí que innovar y experimentar ni tiene que ser complejo ni tiene por qué ser caro. Hoy queremos demostrarlo recomendando el uso de lubricantes con efectos de frío o calor. El uso de estos productos eróticos es, sin duda, muy sencillo, pero esa sencillez no está reñida con su eficacia. De hecho, basta echar mano de estos lubricantes íntimos tan especiales para, gracias a ellos, conseguir y experimentar sensaciones mucho más placenteras y húmedas.

El del sexo es un universo lleno de lugares comunes y, como siempre sucede con los lugares comunes, que esos lugares sean comunes no quiere decir que sean necesariamente ciertos. Así, cuando se habla de los lubricantes íntimos se acostumbra a hablar de la utilidad de los mismos como de un tipo de producto erótico destinado a paliar o compensar la falta de lubricación natural derivada del hecho de padecer disfunciones de carácter físico o emocional, falta de excitación, falta de estimulación previa, problemas hormonales, o también del consumo de ciertos medicamentos, de circunstancias propias de la edad, etc.

Y, siendo lo anteriormente dicho cierto (esto es: que los lubricantes íntimos son útiles a la hora de enfrentarse a los trastornos señalados), no es menos cierto tampoco que los lubricantes son muy útiles también cuando no existe ninguno de los problemas descritos y cuando la lubricación natural de la mujer es normal. El lubricante íntimo siempre aporta un extra de lubricidad y de placentera suavidad y, además, puede proporcionar la oportunidad de experimentar nuevas sensaciones. Eso, precisamente, es lo que toda pareja de amantes puede encontrar en los lubricantes con efecto calor o frío.

Lubricante con efecto calor

Una de las maneras de experimentar sexualmente con los lubricantes con efecto de temperatura es aplicando el lubricante con efecto calor. En solitario o en pareja (nuestra recomendación, en este sentido, es innovar y jugar en pareja), este tipo de lubricante íntimo permitirá experimentar otro tipo de estimulación y sentir en la zona en la que se ha aplicado un suave efecto de calor que puede resultar bastante incendiario.

Para intensificar el efecto causado por uno de estos lubricantes con efecto calor basta con soplar suavemente sobre la zona en la que se haya aplicado el mismo. Bastará ese leve soplido en una de esas zonas (imagina los labios vaginales lubricados con este producto o imagina los testículos) para que la misma experimente una muy estimulante sensación que, sin duda, servirá para incrementar la excitación de la persona estimulada.

Lubricante con efecto frío

Tan estimulante como sentir ese efecto de calor en las zonas íntimas es sentir el efecto frío. ¿Qué se consigue con ello? Sentir una sensación de hormigueo y de frescor que puede resultar muy agradable cuando se está disfrutando del sexo.

A la hora de utilizar un lubricante de este tipo y de experimentar con ellos es necesario comprobar si es o no un lubricante de base al agua para, de ese modo, asegurarnos de que podemos utilizar preservativos con él. Si aplicamos el lubricante directamente sobre el preservativo deberemos poner muy poca cantidad. Con esa pequeña cantidad bastará para que, por un lado, el condón cumpla con su función protectora perfectamente sin desplazarse y, por otro, para que el lubricante con efecto térmico cumpla con la suya.

¿Te apetece experimentar con este tipo de lubricantes? ¿Te apetece volver a ser un niño y disfrutar experimentando mientras juegas a uno de los juegos más divertidos a los que puede jugar una persona adulta? Si tu respuesta es sí, en el catálogo de productos eróticos de CDNPerfumes encontrarás algunos de los mejores lubricantes con efecto frío o con efecto calor del mercado. Cómpralos de una manera sencilla y barata y disponte a disfrutar de ellos.