Cada vez son más los hombres y mujeres que han dejado de considerar el uso de juguetes eróticos como una especie de rareza. Animadas quizás por fenómenos cinematográficos que no vienen al caso o sabedoras de los beneficios que, reconocidos por diferentes estudios médicos, tienen los juguetes eróticos para nuestra salud sexual, todas estas personas se han ido incorporando al grueso de la clientela que, de manera presencial o a través de los cómodos y discretos sex shops’s on line como SexshopDreams, se han decidido a comprar algún dildo, algunas bolas chinas o tailandesas o algún otro tipo de juguete para adultos.
La inmensa mayoría de todas esas personas llegan bien informadas al instante decisivo en el que la intención de comprar un juguete erótico se convierte en un hecho. Bien sea gracias a la información de primera mano dada por un vendedor o vendedora en un sex shop tradicional, bien a la información proporcionada vía internet por blogs como el nuestro, la persona que va a comprar un juguete erótico acostumbra a tener una idea bastante aproximada de lo que desea y de cómo debe cuidar de ese objeto que está llamado a convertirse en algo muy íntimo.
Pero dar por supuesto que todas las personas que se deciden a comprar un juguete erótico saben cómo utilizarlo correctamente y cómo cuidar de él supondría arriesgarse en exceso a incurrir en uno de los grandes errores en los que solemos caer los seres humanos: el de dar por supuestas las cosas sin comprobar si son así o no. Por eso, y porque creemos que la función de este blog debe ser, en primer lugar, orientar a las personas interesadas en la compra de juguetes eróticos y guiarlas en su proceso de compra para que elijan el juguete que mejor se adapte a su personalidad y sus gustos y mejor ayude a enriquecer su vida sexual, vamos a dedicar este post a repasar algunos de los errores que suelen cometerse al usar y cuidar los juguetes eróticos.
Los errores al usar un juguete sexual de los que vamos a hablar en este post se cometen con más frecuencia de lo que podemos imaginar y acaban por convertir lo que a priori debería haber sido una experiencia agradable y placentera en una experiencia desagradable y peligrosa en mayor o menor grado para la salud.
Mala limpieza
El primer error con los juguetes eróticos que solemos cometer es el de no limpiarlos bien. De la limpieza de los juguetes eróticos ya hablamos en su momento en el post que dedicamos a ello y cuyas ideas principales vamos a repasar aquí.
Ginecólogos y sexólogos recomiendan hervir los juguetes eróticos hasta desinfectarlos. También recomiendan utilizar espumas detergentes o desinfectantes de las que se utilizan en el ámbito quirúrgico o productos elaborados especialmente para limpiar juguetes eróticos. En cuanto al material del que esté hecho el juguete, los expertos recomiendan el adquirir juguetes de silicona. La silicona, además de ser un material hipoalergénico, es un material no poroso y, por tanto, de fácil limpieza. Con agua tibia y jabón neutro bastaría para limpiar un juguete erótico de silicona y dejarlo listo para su uso.
Sexólogos y sexólogas suelen recomendar el realizar una nueva limpieza del juguete erótico de turno cuando vaya a ser utilizado aunque éste hubiera sido ya limpiado tras su uso anterior. Esta nueva limpieza del juguete erótico previa a su uso, sostienen, sería la mejor manera de evitar contagios o la transmisión de bacterias, virus u hongos.
Esa misma limpieza y desinfección del juguete erótico, sostienen los expertos, debe llevarse a cabo cuando el juguete va a introducirse en una parte del cuerpo tras haber estado introducida en otra. Por ejemplo: nunca, absolutamente nunca, debería introducirse sin previa desinfección un dildo en la vagina tras haber estado introducido en el ano. Tras cada uso, pues, todo juguete erótico debe ser limpiado y desinfectado.
Mal almacenaje
De la misma manera que la incorrecta higiene es uno de los más comunes errores que solemos cometer a la hora de utilizar juguetes eróticos, el almacenaje de los mismos no es siempre todo lo cuidadoso que debería ser.
Cada juguete erótico debería estar guardado en su propio estuche, evitando, en todo momento, que unos juguetes entren en contacto directo con otros. ¿Por qué? Porque algunos materiales (en especial aquéllos más gelificados) pueden reaccionar en contacto con otros hasta el punto de verse alteradas sus cualidades originales. Esto, qué duda cabe, podría suponer un riesgo para la salud.
Por otro lado, el almacenaje de un juguete erótico implica una obligación: la de que el juguete erótico sólo pueda ser guardado cuando está completamente seco. Un juguete erótico que se guarde húmedo puede convertirse en el paraíso buscado por todo tipo de microorganismos para multiplicarse. Y, como puedes imaginar, un juguete erótico plagado de microorganismos no es lo más recomendable para la salud. Por eso hay que secarlo bien y, a ser posible, hacerlo dejando que el juguete se seque al aire, sin utilizar toallas o trapos. Después de todo, éstos pueden no estar lo suficientemente limpios o, en algunos casos, dejar residuos sobre el juguete en cuestión.
Sumergirlos en la bañera
Ya lo sabemos. La bañera llena de sales de baño invita a gozar de una manera especial de nuestros juguetes eróticos. Pero antes de sumergir un juguete erótico en la bañera debemos tener en cuenta dos factores. Uno: que no todos los juguetes eróticos son sumergibles. Sumergir en la bañera un juguete erótico no sumergible puede implicar que inutilicemos el juguete si, por ejemplo, éste posee pilas o batería. El segundo factor a tener siempre en cuenta es que agua y electricidad forman una mala pareja. Por eso hay que evitar siempre, siempre, siempre utilizar dentro de la bañera un juguete erótico que vaya conectado a la corriente. Parece obvio, pero la pasión, el deseo o la calentura puede, en ocasiones, hacernos perder de vista lo obvio, con todo el riesgo que eso implica para nuestra salud.
Compartir con la pareja
Se les dice a los niños: hay que compartir. Y las parejas que viven su relación con la alegría infantil de los niños siguen el consejo al pie de la letra: comparten. Por compartir, hasta comparten sus juguetes eróticos. Esto, aunque divertido, es un gran error al usar juguetes eróticos. Un juguete erótico compartido es un potente transmisor de enfermedades de transmisión sexual. Clamidias, herpes, sífilis, hepatitis, VIH (si entrara en contacto con la sangre)… todo eso puede compartir una pareja que comparte juguetes eróticos. Para evitarlo sólo hay dos caminos. El primero, radical, consiste en no compartir juguetes eróticos. El segundo, más tolerante con la diversión de compartir, consiste en utilizar un preservativo cada vez que uno de los miembros de la pareja vaya a utilizar el juguete.
Usar inadecuadamente los juguetes eróticos
Uno de los errores más comunes al usar juguetes eróticos es utilizarlos con una finalidad diferente a aquélla para la que fueron creados. Un ejemplo: utilizar un estimulador de clítoris (que acostumbra a ser pequeño) para realizar una estimulación con penetración. En un caso así, el estimulador puede resbalar e ir a parar donde no debía. Si es a la vagina, podrá ser extraído de un modo más o menos sencillo. Si es al ano a donde el pequeño estimulador va a parar, la cosa puede complicarse más. Tanto, que puede llegar a ser necesario el acudir a un cirujano para extraerlo.
Uso de un lubricante inadecuado
Cuando hablamos de los lubricantes ya lo indicamos: cada lubricante está especialmente creado para juguetes eróticos realizados con un determinado material. Un lubricante incompatible con el material con el que esté realizado un juguete puede arruinar dicho juguete. El ejemplo prototípico al hablar de este error al usar un juguete erótico es el de los lubricantes de silicona. Éstos nunca deben ser utilizados cuando vamos a jugar con un juguete erótico de silicona. Tampoco deben utilizarse los aceites de masaje con base mineral. Por muy bien que resbalen, siempre son un riesgo para la flora anal o vaginal. Por eso los sexólogos (y con ellos nosotros) recomendamos siempre el uso de lubricantes con base al agua.