No hace falta ser Antonio Recio, el estrambótico pescatero que es mayorista y no limpia pescado de la serie televisiva La que se avecina¸ para disfrutar jugando a juegos de rol erótico. Todos los amantes de la serie pueden recordar los hilarantes momentos en que Antonio Recio se coloca su tricornio y juega con su sufrida mujer al juego que ellos llaman “el guardia civil”. Dentro de las variantes de la imaginación fantasiosamente erótica del personaje televisivo, la de la prueba de alcoholemia es, seguramente, la más recordada por todos los televidentes. Si no conoces la serie no te preocupes. Es fácil de imaginar. Berta, su mujer, finge conducir un coche, él le da el alto y la somete a un control de alcoholemia. Es fácil imaginar el “tubito” que, escondido bajo los calzoncillos de Antonio, debe soplar Berta para que el juego de rol erótico compartido por este matrimonio tenga el éxito esperado de él.

Lo del Recio y Sor Quisquilla no es algo tan extraño (o no debería serlo). Después de todo, un juego de rol erótico siempre es una excelente manera de introducir una novedad en las relaciones íntimas de una pareja. Se puede jugar al señorito y la criada. Se puede escenificar la fantasía erótica en la que la mujer es una geisha dulcemente servicial. O la víctima de un robo o una violación. O una prostituta arrabalera y descarada a la que encontramos en la esquina de un polígono industrial y con la que nos lo hacemos en un callejón oscuro, al abrigo de miradas indiscretas. O la delincuente detenida por un atractivo policía. O una masajista erótica que va a realizar a su cliente un magnífico masaje con final feliz. O la díscola alumna que recibe un serie correctivo de su estricto y rijoso profesor.

Las posibilidades a la hora de imaginar y escenificar un juego de rol erótico son, sin dudas, infinitas. Tras aquella escena imborrable de la historia del cine erótico en la que el marido de Emanuelle, la protagonista de la mítica película de Just Jaeckin protagonizada por Sylvia Kristel, se lo hacía con ella, de pie, en el lavabo de un avión transoceánico, ¿quién no ha soñado alguna vez con hacérselo con una azafata de vuelo antes de llegar al momento en el que se escuche por los altavoces la inapelable orden de “señores pasajeros, abróchense los cinturones, que vamos a aterrizar”?

Todos los juegos de rol eróticos imaginables pueden servir para inyectar esa dosis de excitación extra que tan bien le viene a la pareja. Convertirse en otros durante un tiempo es una excelente manera de volver a disfrutar de una relación sexual que, probablemente, ya haya comenzado a anquilosarse por el efecto siempre demoledor que acostumbra a incorporar la rutina a la vida de pareja.

Y una excelente manera de poder convertirse en otros durante la práctica de estos juegos es, sin duda, la de contar con un disfraz que nos ayude a caracterizarnos y a adoptar la personalidad de otro. Como son muchas las parejas que optan por los juegos de rol eróticos como incentivo extra para incorporar a su vida sexual, no debe extrañar que sean muchos los disfraces eróticos para juegos de rol que pueden encontrarse en el mercado.

Picarones, sugerentes, seductores, incitadores… La amplia variedad de disfraces eróticos permiten todo tipo de juego de rol sexual. La chica puede convertirse en una colegiala morbosa, o en una arrebatadoramente sexy enfermera, o una irreverente y cachonda monja, o en una secretaria dispuesta a arrodillarse bajo la mesa del jefe, o en una policía de tráfico…

Las posibilidades de disfraz erótico para juego de rol son, sin duda, muchas y muy variadas. Más o menos glamurosos. Más o menos explícitos. Seguro que encuentras un fantástico disfraz para juego de rol erótico en Sexshop Dreams. Con él seguro que consigues introducir el puntito picante que la falta a tu vida sexual.