No importa si esa obsesión es fruto de una sociedad durante muchos siglos patriarcal y machista. Tampoco si lo es de la necesidad masculina de sentirse siempre el primero o el resultado de una falta de seguridad a la hora de hacérselo con mujeres con mayor experiencia. Sea como sea, el hacérselo con una virgen figura extrañamente en el listado de las fantasías más comunes de todos los hombres. Como si el practicar sexo con una virgen fuera el súmmum del placer erótico.
Si se pregunta a muchos de esos hombres, dirán que ese mayor placer experimentado con una virgen es derivado de una mayor sensación de contacto carnal entre el pene y un canal vaginal que todavía no se ha dilatado “por el uso”. ¿Se apoya esta afirmación sobre una certeza científica? La respuesta no es clara. Lo que sí está claro es que hay datos y estadísticas que parecen certificar un aumento importante del número de mujeres que se someten a lo que se conoce como vaginoplastia o estrechamiento vaginal.
La vaginoplastia es una operación quirúrgica mediante la cual se cierran los músculos que rodean la vagina y que son los encargados de dar estrechez y fortaleza a las paredes vaginales. Con bisturí o láser, la vaginoplastia consiste en el estiramiento del músculo, en el corte del sobrante de piel y en la sutura con tejido soluble. Tras la vaginoplastia , el músculo vaginal recupera su tono y, por tanto, se rejuvenece pudiendo ejercer más presión sobre aquello que se introduzca en la vagina.
Para todas aquellas mujeres que desean estrechar la vagina sin recurrir a la vaginoplastia (no en vano ésta no deja de ser una operación quirúrgica y, como todas las operaciones quirúrgicas, implica ciertos riesgos) existen otros medios “naturales”. El más popular de todos ellos, por tradicional, es la llamada “ducha vaginal de alumbre”.
La ducha vaginal de alumbre
La ducha vaginal de alumbre se ha utilizado durante décadas para luchar contra el envejecimiento natural de los músculos vaginales. Que estos pierdan rigidez y se vuelvan más laxos con el tiempo es ley de vida. Los partos o algún tipo de desgarro no hacen sino acelerar esa pérdida de tonicidad. Con la ducha vaginal de alumbre lo que se consigue es tonificar esos músculos y, por tanto, estrechar la vagina.
Pero… ¿qué es el alumbre? El alumbre es un tipo de sulfato que se utiliza para finalidades tan variadas como endurecer los sebos de las velas, tratar las pieles animales, fijar lacas, etc. Entre sus características principales del alumbre figuran las siguientes:
- Actuar como desodorante.
- Actuar como bactericida natural.
- Ser inodoro e invisible.
- No contener alcohol.
- Actuar como cicatrizante pues es antihemorrágico.
Sin embargo, una de sus principales funciones, y que es aquélla que nos sirve para destacarlo como estrechador vaginal, es la de reafirmar los tejidos corporales.
El alumbre puede conseguirse en las farmacias en gránulos y polvo y puede utilizarse en forma de ducha vaginal o aplicándolo en gránulos directamente sobre la vagina. Para utilizarlo como ducha vaginal habrá que disolver una cucharada de alumbre en un litro de agua. Para utilizarlo directamente habrá que introducir un gránulo en la vagina antes de irse a dormir y después dejar que ese gránulo se disuelva en su interior. Al despertar habrá que realizar una ducha vaginal normal. Se recomienda realizar estos tratamientos sólo dos días a la semana durante el tiempo (unos dos o tres meses) que tarden en notarse los resultados.
Geles y cremas para estrechar la vagina
Pero la industria erótica, siempre atenta a buscar todo aquello que sirva para enriquecer la vida sexual de las personas y hacerla más satisfactoria y dichosa, no podía dejar pasar por alto la oportunidad de crear un producto de cosméticas sexual que sirviera para estrechar la vagina y que, además, no planteara los efectos secundarios que, en ocasiones, plantea la ducha vaginal de alumbre.
Y es que el alumbre al ser una sustancia astringente, puede resecar en exceso las mucosas vaginales llegando a producir, en algunos casos, picores o irritaciones de intensidad variable.
Para evitar este problema la industria cosmético-erótica ha creado cremas vaginales estrechantes en las que sustancias como el aloe vera adquieren un protagonismo especial. Y es que el aloe vera aporta a la vagina no sólo elasticidad, sino también una hidratación que, en esa zona corporal, es muy necesaria.
La crema estrechante vaginal debe aplicarse 15 o 20 minutos antes de las relaciones sexuales. Introducir su aplicación entre los preliminares eróticos puede ser una buena manera de conseguir que la crema para estrechar la vagina cumpla mejor su función. El gel estrechante vaginal debe ser colocado en las paredes vaginales, con el dedo, realizando movimientos circulares. No hace falta decir que para colocar el gel estrechante vaginal hay que tener las manos bien limpias para, de ese modo, disminuir el riesgo de que se produzca cualquier tipo de infección.
Lo que se consigue con la crema para estrechar la vagina no es tanto hacer más estrecho el canal vaginal (lo que no se hace) como contraer las paredes vaginales (lo que sí se consigue). Esa contracción de las paredes vaginales aumenta e intensifica las sensaciones de placer mientras se practica el acto sexual. Especialmente indicados para las mujeres que tienen los labios menores muy grandes, los geles estrechantes vaginales suelen contar entre sus ingredientes con la l-arginina.
Una de las más reconocidas empresas de cosmética sexual, Shunga, ha elaborado un estrechante vaginal formulado a base de ingredientes naturales como la Hierba Alchemilla (o diente de león) o el líquen islándico. Con cualidades tensoras y reconstituyentes, estos ingredientes hacen del estrechante vaginal de Shunga un gel ideal a la hora de tonificar y estrechar los músculos del conducto vaginal gracias a su efecto astringente. El gel estrechante vaginal de Shunga, al igual que el resto de las cremas estrechantes vaginales, está contraindicado para aquellas mujeres que estén embarazadas o padezcan herpes genital.