En este blog ya hemos dedicado más de un artículo a los preservativos y a sus virtudes. Ya hemos visto que el humilde condón ofrece una excelente protección contra enfermedades de transmisión sexual que se transmiten a través de los fluidos como pueden ser la gonorrea, la clamidia, el VIH/SIDA o la hepatitis. Por el contrario, el preservativo se muestra menos eficiente a la hora de servir de barrera contra enfermedades de transmisión sexual causadas por organismos que viven en las mucosas genitales como pueden ser la sífilis, el virus del papiloma humano o el herpes.
Al mismo tiempo, el preservativo resulta altamente eficiente a la hora de evitar el embarazo. Las estadísticas, al respecto, son bastante claras: en algo más del 99,9% de los casos, el preservativo, utilizado no sólo en el momento de la eyaculación sino durante toda la relación sexual, cumple perfectamente con su función de prevenir el embarazo. Cuando el preservativo no cumple con dicha función es porque, o bien se encuentra en mal estado, o bien ha sido utilizado de manera incorrecta.
Antes de utilizar un condón debemos comprobar su fecha de caducidad. Si la fecha que viene indicada en la caja es la fecha de fabricación (en ocasiones sucede) hay que tener presente que esos preservativos sólo pueden utilizarse durante los cinco años siguientes a esa fecha. Jamás debe utilizarse un preservativo después de su fecha de caducidad ni tampoco si presenta un aspecto quebradizo, un color inusual, o si no posee el sello de homologación de la CEE. Tirar esos condones a la basura y comprar unos nuevos es el mejor modo de evitar una sorpresa desagradable en forma de embarazo indeseado o de contagio de alguna ETS.
Conservación de los preservativos
Los preservativos, para que conserven sus propiedades, no pueden guardarse de cualquier manera. La guantera del coche, por ejemplo, no es un buen lugar. Tampoco deben ir “eternamente” en la cartera, a la espera de ser usados. Más de dos semanas en una cartera o en la guantera del coche implica que el condón de muestre más propenso a romperse o desgarrarse en el peor momento posible. Los preservativos tampoco deben guardarse cerca de motores eléctricos o de luces fluorescentes.
Para que los preservativos conserven sus propiedades deben guardarse, a temperatura ambiente, en lugares secos y con poca luz. Tanto el frío como el calor intensos son enemigos del látex con el que están elaborados los preservativos. La luz solar o la humedad, por su parte, pueden debilitar también al condón, volviéndolo más propenso a rupturas o desgarros.
Entre las condiciones que, de darse, aceleran el proceso de deterioro de los preservativos podemos encontrar las siguientes:
- Temperaturas mayores de 32º C por períodos mayores de seis meses.
- Humedades relativas mayores de 70% por más de seis meses.
- Aplastamiento por peso excesivo colocado sobre ellos.
- Falta de ventilación en el lugar en que estén almacenados los condones.
- Transporte del producto por unidades y no en la caja original.
Normas de uso del condón
Sabiendo esto, debemos tener claro cómo debemos manipular el preservativo a la hora de usarlo para que éste cumpla perfectamente con su función. A continuación vamos a darte una serie de instrucciones para que no dañes el condón al utilizarlo y, por tanto, para que te asegures de que el preservativo elegido va a cumplir con su cometido.
El primer consejo es sencillo de seguir: utiliza un condón nuevo cada vez que vayas a practicar sexo vaginal, anal u oral. Nunca debes utilizar el mismo preservativo para practicar sexo anal y vaginal, sobre todo si la penetración anal precede a la vaginal. Una vez vayas a sacar el condón de su envoltorio, extrema las precauciones para que no vayas a dañarlo con las uñas, los dientes o el anillo.
Una vez extraído el preservativo de su envoltorio, no lo desenrolles antes de colocarlo en el pene. Si lo haces, debilitarás el látex y el condón perderá una buena parte de sus cualidades protectoras. Por ello debes desenrollarlo sobre el pene. Para colocarlo en él, presiona el aire del extremo superior del condón y colócalo sobre la cabeza del pene sujetando el extremo superior del pene con los dedos pulgar e índice. Si el pene es un pene no circunciso se deberá tirar hacia atrás de la piel del prepucio antes de colocar el preservativo sobre él.
Una vez emplazado el condón sobre la cabeza del pene (éste debe estar eréctil), desenróllalo poco a poco a lo largo del pene eréctil. Es importante, al colocar el preservativo, que no quede en su punta ninguna bolsa de aire. Si quedara una bolsa de aire, el preservativo podría estallar.
Los condones que se venden actualmente en el mercado acostumbran a fabricarse lubricados. Si se deseara añadir una lubricación extra a los condones (hay quien opta por añadir una gota de lubricante en el fondo del preservativo antes de colocárselo para, así, aumentar e intensificar las sensaciones) hay que tener presente que nunca debe optarse por el aceite para bebé o por la vaselina. Cualquiera de estas dos opciones debilitará al preservativo y lo convertirá en un objeto más frágil y quebradizo.
Cuando hayas eyaculado debes retirar el condón mientras conservas la erección. Si el pene está flácido, el preservativo puede escurrirse al retirarlo. Para retirarlo, sujeta el condón por la base del mismo. Eso impedirá que se derrame el semen. Para retirar el condón, enróllalo hasta la extremidad del pene. Una vez retirado, no tires el preservativo al WC; envuélvelo y tíralo a la basura.
¿Y si el condón se rompe?
Que se rompa un preservativo de látex en buen estado es muy difícil. Los estudios hablan de un porcentaje de condones rotos durante el mantenimiento de relaciones sexuales de sólo el 0,4%. Los de poliuretano, por su parte, se rompen más fácilmente. En este caso, el porcentaje aumenta hasta el 4%.
Los motivos de ruptura de un preservativo pueden ser varios:
- Que no se dejó espacio para el semen en el fondo del mismo (la punta) al colocarlo.
- Que estaban caducados.
- Que estaban expuestos al sol o al calor.
- Que fueron desgarrados por los dientes o las uñas.
Si se rompe el preservativo es necesario, ante todo, mantener la calma y, de inmediato, retirar el pene. Si poseemos un gel espermicida es necesario utilizarlo cuanto antes y, en caso de no poseerlo y de estar preocupados por la posibilidad de embarazo o por contagio de una ETS, lo más recomendable es acudir a una consulta médica o al servicio de urgencias. Es posible que ahí se recete el uso de la píldora postcoital o del día después. Ésta, utilizada durante las 72 horas siguientes a la ruptura del condón, evita el embarazo en un alto porcentaje. Eso sí: no tiene efectividad alguna a la hora de luchas contra la transmisión de enfermedades de transmisión sexual.
Como hemos visto, la mejor manera de evitar el contagio de un gran número de enfermedades de transmisión sexual y de reducir al máximo la posibilidad de embarazo al mantener relaciones sexuales es utilizar correctamente un preservativo de calidad y bien conservado durante las mismas.
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