Pocas son las mujeres no han dicho alguna vez en su vida que la regla es un coñazo. Y son muchas las que, cuando aquélla marcha, la echan de menos. De ésas, no son pocas las que asocian el hecho de que se les retire la regla con la señal que marca el fin de su vida sexual. Este artículo tiene la intención de convencer a esas mujeres de que eso no tiene porqué ser así. La llegada de la menopausia no tiene que significar, ni mucho menos, que la vida sexual de una mujer haya llegado a su fin.
Síntomas de la menopausia
Cierto es que son muchos y muy significativos los cambios hormonales que se producen en la mujer en este período tan marcado en su vida. Los ovarios dejan de producir óvulos y caen en picado los niveles de estrógenos. Esta disminución de los estrógenos provoca:
- Disminución o falta de deseo sexual.
- Menor lubricación vaginal.
- Molestias o dolor durante el coito.
- Menor intensidad de la excitación sexual.
- Menor intensidad del orgasmo.
- Pérdida de tono moscular del suelo pélvico.
- Síntomas como: sofocos, sudores, vértigos, mareos, dolores de cabeza, palpitaciones, trastornos del sueño, sequedad vaginal, atrofia genital…
Sin duda, no son pocos los cambios físicos que la mujer experimenta durante la menopausia, pero hay una sintomatología asociada al climaterio que va más allá de lo físico. La mujer, durante ese período en el que pierde la regla, puede volverse irritable y puede padecer crisis de ansiedad, al tiempo que experimenta una sensación de cansancio y una dificultad de concentración que, lógicamente, afecta a su día a día.
¿Quiere esto decir que la mujer menopáusica debe poner fin a su vida sexual? No. Ni mucho menos. Simplemente, debe adaptarla a la nueva situación.
Sexo y menopausia
De todo lo visto anteriormente hay dos factores que influyen directamente en la vida sexual de la mujer tras la menopausia: el hecho de que tarde más en excitarse sexualmente y que la sequedad vaginal derivada de la disminución de la lubricación convierta el coito en algo molesto o, directamente, doloroso. Estos dos factores, sin duda, no ayudan a que la mujer desee tener relaciones sexuales. Pero hay que considerar que el sexo es sano y necesario y, por tanto, debe buscarse la manera de hacer compatibles menopausia y sexo. Además, llegada la menopausia, la mujer puede disfrutar del sexo quitándose de encima una de las preocupaciones que en otras fases de la vida puede actuar como barrera para gozar libremente de él: la del miedo a quedar embarazada. Desembarazada (y nunca mejor dicho) de ese temor, la mujer puede liberarse y experimentar libremente con su vida sexual. Así, la menopausia se convertiría en la excusa perfecta y el acicate ideal para redescubrir la propia sexualidad y enriquecer la vida sexual.
Por otro lado, en esta fase de su vida, y gracias a su experiencia, la mujer sabe ya bastante bien lo que le gusta y no le gusta en la cama y ha perdido aquel ansia casi de adolescente por llegar cuanto antes al orgasmo. A estas alturas de su vida, la mujer ya ha descubierto que el camino es más importante que la meta, y ese conocimiento le ayudará a saborear mejor los placeres de follar tras la menopausia.
Además, el sexo durante la menopausia sirve también como terapia de choque contra una serie de sentimientos de carácter negativo que son muy comunes en esta fase de la vida de la mujer. La mujer, durante esta fase de su vida, descubre que ha envejecido y que las formas de su cuerpo han cambiado. Esto, unido a que, comúnmente, esta época coincide con aquélla en la que los hijos marchan de casa, hace que la mujer pueda experimentar sentimientos depresivos y una marcada pérdida de autoestima. Follar y disfrutar de los placeres del sexo ayuda (y mucho) a mejorar la autoestima y a alejar los fantasmas de la depresión. Para ello, nada mejor que seguir los consejos que vamos a dar a continuación.
Consejos para combinar sexo y menopausia
Teniendo en cuenta la disminución de la lubricación natural vaginal durante el climaterio de la que hemos hablado, la mujer que, tras la menopausia, desee seguir manteniendo relaciones sexuales de una forma satisfactoria y placentera debe plantearse el uso de geles lubricantes. Estos compensarán y paliarán la falta de lubricación natural y permitirán coitos no molestos ni dolorosos. Además, en el mercado los puede encontrar de muchos tipos: de agua, de silicona, imitadores de la lubricación natural, con aloe vera, respetuosos con el pH… Cualquier mujer puede, con toda seguridad, encontrar un lubricante íntimo artificial de su gusto.
Para paliar la pérdida del tono muscular del suelo pélvico nada mejor que recurrir a la gimnasia pélvica o ejercicios Kegel. Este tipo de ejercicio permitirá a la mujer tonificar dichos músculos. La pérdida de su tonicidad está relacionada con la disminución de la intensidad de los orgasmos. Al tonificarlos, dicha intensidad se incrementará y al notar que vuelve a experimentar orgasmos más intensos, la mujer tendrá mayor interés en mantener relaciones sexuales. Así, la gimnasia pélvica ayudará a que la relación entre sexo y climaterio no sea una utopía. Para realizar dicha gimnasia, nada mejor que contar con la ayuda de un set de bolas chicas de diferentes medidas y pesos. Gracias a la combinación de las bolas con los ejercicios Kegel se luchará de una forma efectiva contra la relajación de los músculos pélvicos y genitales, contra la incontinencia urinaria y se incrementerá la lubricación natural. Todo ello, sin duda, ayudará a disfrutar del sexo tras el climaterio.
Siguiendo estos sencillos consejos y teniendo presente que el sexo es bueno y necesario para la salud, ninguna mujer podrá afirmar que el fin de la vida ovárica se corresponde, necesaria y obligatoriamente, con el fin de la vida sexual.