Tenía que pasar. Si por algo nos caracterizamos los seres humanos es por no ser inmunes al hecho de, en mayor o menor medida, todos intentamos emular a ciertos famosos. ¿Cuántas mujeres no quisieron en su tiempo peinarse como Diana Spencer? ¿Cuántos hombres no copiaron en su día el look que Don Johnson? Ninguna imagen de los famosos es inocua. Todas pueden, de una manera u otra, convertirse en creadoras de tendencia. Y eso es lo que, parece, está sucediendo con una parte muy específica de la exuberante anatomía de Kimn Kardashian.

Si preguntamos a cualquier persona por cuál es el rasgo físico más llamativo de Kim Kardashian tendremos un amplio porcentaje de posibilidades de que esa persona nos diga que el culo. El trasero de la Kardashian es ya el culo por excelencia del universo VIP. El trasero de la Karadashian ha llegado a propiciar el nacimiento de uno de esos neologismos que acaban haciendo fortuna: belfie. ¿Qué es un belfie? Simple y llanamente, una selfie del culo. Kim Kardashian se ha hecho belfies a montones y las ha convertido en trending topic de internet. Con ello, la popular norteamericana ha convertido su culo en una especie de estrella con vida propia. El culo de la Kardashian se ha convertido en oscuro objeto del deseo de hombres y mujeres.

Hay quien dice que Kim Kardashian ha creado su culo a base de inyecciones de su propia grasa, de implantes o de fajas con almohadillas supletorias. Quién sabe. Cuando la vox populi desata la lengua uno no sabe nunca lo que de verdad o mentira atesoran sus palabras. El caso es que, por constitución natural o a resultas de la cirugía, el culo de la Kardashian se ha convertido en un todo un acontecimiento planetario. Los hombres lo miran y lo desean y muchas mujeres, por su parte, lo contemplan con envidia y quieren tener un culo como ése. De entre éstas, la mayoría se resigna a conformarse con lo que la naturaleza les dio, bien sea un culo de cerrado y sacristía, bien un trasero acorchado y escurrido, bien unas posaderas vencidas por el implacable efecto del tiempo y la despiadada dictadura de la ley de la gravedad. Otras mujeres, sin embargo, las que reniegan de la resignación, las que quieren desafiar a la genética y al calendario, se rebelan contra los designios de la naturaleza y el tiempo y deciden recurrir a la cirugía para conseguir un culo que se aproxime al ideal. Estas mujeres buscan, por medio del bisturí y el implante, la pompa de jabón hecha carne, el culo de samba y despendole, el trasero digno de una portada del Sports Illustrated.

Culomanía

La Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética ha proporcionado datos sobre el aumento de demanda de retoques, ampliaciones, elevaciones y reconstrucciones de glúteos. Estas demandas aumentaron en las consultas españolas un 30% durante el 2015. En Estados Unidos, por su parte, el incremento de la demanda de este tipo de operaciones estéticas desde el año 2000 ha sido del 252 %.

El culo se ha convertido en un fetiche. Quizás lo haya sido siempre, pero ha bastado la llegada de una famosa estadounidense con afán de protagonismo y sentido del negocio (son miles de dólares lo que la Kardashian ingresa por su exhibición pública) para que la fetichización del culo haya llegado a límites extremos. Junto a Kim Kardashian, personajes como Jennifer López, Sofía Vergara, Rihanna o Beyoncé han ayudado a reforzar el fetichismo social hacia las grandes posaderas.

Desde el punto de vista masculino, y según apunta alguna socióloga, las mujeres con grandes posaderas son vistas por el hombre como mujeres sexualmente muy activas y dispuestas siempre para gozar del sexo. Así, la mujer con culo grande sería para el hombre una mujer cachonda, una mujer con ganas de marcha, una mujer con la que un hombre hambriento de sexo podría pasárselo muy bien. Por eso en los clubs de striptease predominan las mujeres con grandes traseros. Ellas son, con diferencia, las que consiguen más propinas.

Al final, como vemos, todo se reduce a sexo. El sexo mueve el sol y las estrellas más altas, que diría el Dante. El hombre quiere sexo y la mujer anhela ser deseada. De esa confluencia de deseos y de la extraordinaria influencia que los personajes más populares de la cultura pop ejercen sobre la sociedad nace esta hiperfetichización del culo, esta culomanía que parece haberse adueñado de todos nosotros. Por eso muchas mujeres (y bastantes más hombres de los que creemos) se hacen implantes en los glúteos. Por eso muchas mujeres (y muchos hombres) pasan horas y horas en el gimnasio esforzándose en realizar una serie de ejercicios que sirvan para realzar las nalgas. Porque el culo mola. Para lucirlo y para tocarlo. Para pasearlo y para morderlo. Para menearlo y para lamerlo.

Ropa y lencería para realzar el culo

Pero culos perfectos hay pocos. Un culo perfecto es hijo de la genética y el fitness. Pero un culo no tiene porqué ser perfecto para ser deseable. Basta con que un culo sea revestido de la sensualidad necesaria para convertirse en ese oscuro objeto del deseo que todo hombre desea ver en movimiento. Para lucir en su máximo esplendor un culo debe contar con la ayuda de una ropa seductora y cuidadosamente elegida. Los vestidos tubo y las faldas lápiz son, por definición, algunas de las prendas de que puede servirse la mujer a la hora de resaltar el trasero. Los pantalones ajustado tipo skinny y ajustados en el tobillo sirven, también, para centrar la mirada en el pompis y, de ese modo, resaltarlo. Otro truco estilístico para servirse de la ayuda de la ropa para resaltar el atractivo de un culo consiste en colocar prendas coloridas de cintura para abajo combinadas con blusas o camisetas neutras. El de buscar pantalones con corte en la cintura serviría, también, para realzar un trasero.

Pero, ¿y cuando la ropa cae y queda, arrugada, a los pies de la cama? ¿Quién defiende entonces a ese culo que, sin silicona, sin implantes y sin huella de haber sido carne de bisturí, tiene que enfrentarse al momento de las odiosas comparaciones? En ese instante, cuando la carne debe mostrarse tal cual es, el culo cuenta todavía con una gran ayuda para, obviando las pequeñas diferencias que le distinguen de la perfección, lucir atractivo y esplendoroso. Esa ayuda a la que nos referimos es la que le presta la ropa interior.

La lencería realza el culo, embellece las posaderas, convierte en un atractivo misterio un trasero cualquiera. Un culote, un tanga, unas braguitas… cualquiera de estas piezas de lencería íntima puede servir para convertir un culo en un pequeño regalo envuelto en un papel muy especial. No estamos hablando ya de las braguitas con relleno ni de las fajas que moldean la figura que se pueden encontrar en el mercado. Estamos hablando de prendas diseñadas cuidadosamente para convertirse en auténticas obras de arte de la lencería, piezas únicas en las que el color, el tejido y la forma de las mismas se combinan para realzar el atractivo de un culo que, sin ser perfecto, sí tiene el encanto impagable de la naturalidad.

En el catálogo de SexshopDreams puedes encontrar una cuidada selección de braguitas, tangas, culotes, faldas y tangas brasileños para realzar la belleza de tu trasero o del trasero de tu pareja sin necesidad de pasar por el quirófano. Con ellos no se tendrá el culo de la Kardashian, pero, dejando de lado que tampoco es necesario ni tampoco el culo de la Kardashian es para tanto (grande sí, pero ¿desde cuándo la magnitud es sinónimo de belleza?), sí se podrá mostrar un culo muy sensual y atractivo. Después de todo, y llegado el momento de la pasión, ésta nos ciega y no está para distinciones ni exquisiteces.

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