En algunos casos es fácil conocer el origen, en otros, no tanto. El caso es que hay ciertas prácticas eróticas que tradicionalmente se han asociado a una cierta nacionalidad. En este post vamos a ver cuáles son algunas de esas prácticas, cuál la nacionalidad a la que se han asociado en el imaginario y en el vocabulario colectivo y qué tipos de productos eróticos pueden posibilitar o, en su caso, facilitar la ejecución de dichas prácticas eróticas.
El francés
Hablar de francés, en sexo, es hablar de sexo oral, es decir, de la confluencia, en la misma acción, de boca, labios, lengua y genitales. Del francés hay dos modalidades. La de la felación es aquella en la que el hombre es el sujeto pasivo. A aquella modalidad del sexo francés en la que la mujer adopta el rol pasivo se la llama cunnilingus.
Para dar más intensidad a cualquiera de las dos modalidades se puede echar mano a un amplio catálogo de geles que pueden aportar al sexo oral o sexo francés un toque de sabor diferente. Estimular los genitales de la pareja con labios, lengua y boca mientras se encuentra en ellos un sabor que puede recordar al sabor de la lima, la canela, la avellana, el kiwi, la fresa, el coco o las frutas del bosque puede resultar muy agradable y excitante para la parte activa del sexo francés. Los geles genitales para sexo oral, además, pueden servir para aportar sensaciones de frío o calor a los genitales de la parte pasiva de la pareja mientras se realiza la felación o el cunnilingus. La experimentación con la temperatura mientras se realizan estas prácticas puede aportar matices diferentes de placer erótico a la pareja que las ejecuta.
El alemán
Si alguien te propone hacer el amor mediante la práctica sexual del alemán te está proponiendo algo muy clásico: hacer el misionero. El misionero, imaginamos que lo sabes, es aquella postura erótica en la que la mujer se coloca tumbada boca arriba y el hombre se coloca sobre ella para penetrarla. Hay muchos detractores y detractoras de esta práctica erótica que acusan a la misma de no resultar demasiado estimulante para la mujer. Teniendo en cuenta que, en el mayor número de los casos, la mujer alcanza el orgasmo gracias a la estimulación del clítoris y asumiendo que esta postura erótica no permite, a priori, estimular el clítoris de manera especial, los detractores de la práctica sexual del alemán podrían tener algo de razón en su argumentación.
Por suerte, contamos con la inestimable ayuda de la industria del juguete erótico para aportar a cada práctica sexual aquel juguete erótico o aquel producto de cosmética erótica que pueden ayudar para aumentar la intensidad de dicha práctica. Un anillo para el pene dotado de vibrador para estimular del clítoris puede resultar, en este sentido, muy útil.
La cubana (o española
Del mismo modo que a la gripe pandémica que los españoles llamábamos “gripe asiática” el resto de europeos llamaba “gripe española”, así también hay prácticas sexuales con nombre de país que reciben nombre de nacionalidades diferentes según donde sean citadas. Un ejemplo perfecto de ello es la práctica sexual que en nuestro país recibe el nombre de cubana. A esta práctica sexual, consistente en realizar un coito intermamario (es decir: a colocar el pene entre los pechos de la mujer mientras se realizan movimientos de penetración y ella presiona con sus senos sobre aquél), en el resto del mundo se la llama “postura española”.
Para disfrutar al máximo de este tipo de práctica sexual con nombre de país caribeño hay que recurrir al uso de lubricantes. Éstos servirán para eliminar cualquier tipo de molestia al hacer más suave y resbaladizo el contacto de la piel del pene con la piel de las mamas femeninas.
Hacer un italiano
Otra práctica erótica con nombre de país para la que resulta muy útil el uso del lubricante es lo que se conoce como el italiano.
¿A qué nos estamos refiriendo, sexualmente hablando, cuando hablamos de “hacer un italiano”? A una práctica un tanto extraña: la de colocar el pene bajo la axila de la pareja para, una vez colocado ahí, frotarlo, con movimientos de penetración, en el hueco axilar.
El uso de la axila para estimular el pene permite experimentar con diversos grados de presión, lo que puede proporcionar sensaciones diferentes a quien, finalmente, debe eyacular en la axila de su pareja.
El griego
Las supuestas prácticas homosexuales entre los maestros de la Antigua Grecia y sus efebos han servido para dar el nombre de griego a la penetración anal. Hacer un griego, pues, es penetrar analmente a la pareja. Menos en Grecia, claro. Allí le llaman “hacerlo a la otomana”, es decir, a la turca.
Cualquier práctica que tenga que ver con el sexo anal (ya lo vimos cuando hablamos de la estimulación del punto P, del uso de arneses, del pegging o de la utilización de plugs para disfrutar del sexo anal), requiere de calma, estimulación y, por supuesto, lubricación. Sólo una correcta lubricación anal permitirá a sus practicantes el disfrutar de un excitante e intenso griego.
Sexo inglés
Si hablamos de prácticas sexuales con nombre de país no podemos olvidarnos del denominado sexo inglés. Hablar de sexo inglés es hablar de la forma más light del BDSM. Juegos de rol y bondage.
Estas serían las prácticas sexuales que formarían parte del sexo inglés. Para practicarlo hay que echar mano a toda una serie de implementos como pueden ser látigos, varas, paletas, cuerdas, esposas, vendas para los ojos, máscaras, mordazas o cualquier tipo de juguete erótico destinado a la práctica del Bondage en particular o del BDSM en general.
No debe asociarse la práctica del sexo inglés con infringir daños físicos a la persona.
Sexo sueco
Cuando hablamos de sexo sueco podemos estar hablando de dos modalidades sexuales distintas. Esta práctica sexual con nombre de país puede hacer referencia a la masturbación mutua o a aquella penetración en la que, de buenas a primeras, se deja el glande al descubierto para que, de ese modo, aumenten la sensación de placer del hombre que goza de dicha penetración.
En el caso de que practiquemos la masturbación mutua, podemos utilizar, para hacerla más rica y variada, cualquiera de los múltiples masturbadores para él o de masturbadores para ella que la industria del juguete erótico, siempre pendiente de nuestro placer, ha lanzado al mercado en los últimos años.
Sexo ruso
Un gran país como Rusia no iba a quedarse sin dar nombre a una práctica erótica con nombre de país. Como sucede en el caso del sexo sueco, cuando hablamos de sexo ruso también podemos estar hablando de dos prácticas sexuales distintas. La primera de ellas hace referencia al masaje genital con aceite de masaje. La segunda, a penetrar entre los muslos de la pareja.
La primera acepción del sexo ruso exige la utilización de aceites de masaje. En el caso de la segunda, y al igual que sucediera con la cubana o con hacer un italiano, se impone el uso de lubricante para, gracias a él, intensificar la sensualidad de la práctica erótica.
Como ves, son muchas (y eso que faltan algunas) las prácticas eróticas con nombre de país y todas ellas pueden enriquecerse y hacerse más intensas gracias al uso de juguetes eróticos de uno u otro tipo. Si te has decidido a realizar cualquiera de estas prácticas eróticas y deseas contar para ella con algunos de los mejores juguetes para adultos del mercado, entra en nuestro catálogo y escoge aquél que más te atraiga o te convenga.