No descubrimos nada nuevo si decimos que la rutina es la peor enemiga de la pasión. En los inicios de la relación de pareja hacen falta pocos incentivos para que la pasión se desborde y las relaciones sexuales sean algo así como una explosión de deseos largamente reprimidos. El incipiente conocimiento hace que los cuerpos se busquen ansiosamente como si un hambre devoradora se hubiera apoderado de ellos y todo el sexo del mundo no bastara para saciarla. Es el tiempo de los polvos en los asientos traseros de los coches, en los lavabos de los centros comerciales, en la casa paterna cuando los padres no están, en la oscuridad del parque… Ese tiempo inicial de la relación de pareja lo es también el de las pajas disimuladas en el cine y las felaciones en cualquier rincón de una portería con las luces apagadas o en un probador de El Corte Inglés.
Pero el tiempo pasa y el efecto de la novedad se pierde. Los cuerpos empiezan a sonar a conocidos y los incentivos para estimular el brote y mantenimiento de la pasión empiezan a hacerse necesarios. Un sex shop reúne muchos de esos incentivos. En este blog venimos hablando de ellos desde hace ya tiempo: dildos, estimuladores, masturbadores, vestidos para disfrazarse al practicar algún tipo de juego de rol erótico… Hoy vamos a hacerlo de uno de los incentivos más útiles a la hora de inyectar una dosis de novedad y estimulación sexual extra a la relación de pareja: los juegos de mesa eróticos.
Nada como un juego de mesa sexual para añadir una nota picante a las relaciones. Dejar que el azar vaya determinando los actos sexuales que se van a ir realizando puede ser una divertida manera de pasar una velada muy especial. Que un dado decida si va a realizarse un striptease, una caricia determinada en alguna parte del cuerpo o, directamente, una felación o un cunnilingus, es una muy excitante manera de volver a revivir aquellos tiempos en los que, por desconocimiento de la manera de ser y los gustos de la otra persona, no se sabía si el deseo que bullía dentro de los cuerpos iba a ser finalmente satisfecho o no.
La oferta de juegos de mesa eróticos existente en el mercado es muy variada. Desde los dominós sexuales hasta juegos de mesa eróticos que incorporan plumas, antifaces, esposas, vibradores, bolas chinas y anales, látigos o pintura comestible para que se pueda escenificar correctamente todo lo que el juego vaya determinando, todo eso pueden encontrar aquellas personas que deseen inyectar unas dosis de novedad a sus relaciones sexuales.
Son muy variados los juegos de mesa que se han adaptado para cumplir una función sexual lúdicamente estimuladora. Entre los juegos de mesa sexuales se pueden encontrar adaptaciones del histórico Monopoly, versiones más o menos diferentes del Strip poker o del juego de las prendas y adaptaciones para adultos de aquel juego casi infantil y pre-adolescente del verdad o acción y gracias al cual muchos chicos y chicas dieron su primer beso con lengua.
Todos estos juegos de mesa eróticos pueden servir para jugar en pareja y también, en el caso de los más atrevidos, para jugar con un grupo algo mayor y en el que participen varias parejas o un grupo de amigos y amigas. Una sesión de juego de mesa erótico puede acabar convirtiéndose en una orgiástica sesión de sexo en grupo. El juego y su excusa lúdica pueden, también, servir en ocasiones para que los más tímidos rompan el hielo de su timidez y se abran a una experiencia sin duda gozosa.
Si deseas experimentar la sensación de participar en un juego de mesa sexual no tienes más que buscar aquél que más te pueda atraer entre todos los que te ofrece Sexshop Dreams.