La masturbación es tan antigua como el mundo. Y tan antiguo como el mundo es, también, el empeño de los seres humanos a la hora de elaborar instrumentos con los que procurarse placer. Si volvemos la vista hacia nuestro pasado seguramente encontraremos un antecedente más o menos lejano de cualquiera de los juguetes eróticos que forman el catálogo de nuestros sexshops. El dildo más ergonómico que pueda fabricar una marca puntera como, por ejemplo, Lelo, tiene su humilde predecesor en los olisbos griegos, una especie de consoladores de apariencia realista que incluían testículos y que, fabricados en madera, piedra o cuero, eran lubricados con aceite de oliva antes de ser utilizados.

Vasos y otras piezas de alfarería de la cultura griega muestran a mujeres masturbándose con unos dildos que guardan muchas similitudes con los que, según se deduce de los restos arqueológicos hallados y de las referencias escritas encontradas, egipcios, chinos y romanos utilizaban.

Cuando se habla de la historia del dildo o consolador es inevitable hacer referencia a la cueva de Hohle Fels, situada en el valle del río Ach, en Ulm, Alemania. En esa cueva se encontró un falo de piedra muy pulida de unos 20 cm de longitud y de 3 cm de diámetro. Con una antigüedad de aproximadamente 27.000 años, el dildo hallado en la cueva de Hohle Fels está considerado como el juguete erótico más antiguo encontrado. Formado por 14 fragmentos, este dildo estaba muy alejado todavía de los estilizados consoladores de madera laqueada que, con superficies texturizadas, utilizaban las mujeres chinas en el siglo XV.

Si existe un momento histórico clave, sin embargo, en la evolución desde lo que era el viejo olisbos hasta lo que son los sofisticados dildos que, en la actualidad, reclaman nuestra atención desde las estanterías de los sexshops, ése es el siglo XIX y la búsqueda de una solución a lo que se dio en llamar la “Hysteria” femenina.

¿De qué hablaban los médicos del siglo XIX cuando hablaban de Hysteria femenina? Fundamentalmente, de lo mismo de lo que hablaban griegos y romanos cuando utilizaban los términos de “útero ardiente” o “fiebres vaginales”. El síntoma principal de esta enfermedad era la histeria o irritabilidad de la mujer. Para reducir dicha irritabilidad los especialistas médicos recomendaban provocar lo que se dio en llamar “paroxismo nervioso”. A ese paroxismo nervioso nosotros lo llamamos de una manera mucho más sugerente: orgasmo.

La invención del vibrador

Uno de esos especialistas en tratar la Hysteria femenina fue el doctor Joseph Mortimer Granville. Para provocar ese “paroxismo nervioso”, este doctor recurría a un remedio que ya empleaban en la Grecia clásica y la Edad Media: el de introducir un dedo lubricado con aceite en la vagina de la mujer “histérica” y meterlo y sacarlo con decisión y de una manera rítmica. Su amplia clientela hizo que Mortimer tuviera que buscar una manera mecánica de ahorrar un trabajo manual que le hacía padecer fuertes dolores en la mano.

Corría el año 1880 cuando el doctor Mortimer diseñó el primer vibrador. Sobre este acontecimiento gira el argumento de la película británica Hysteria. Filmada en 2011, Hysteria narra, en clave cómico-romántica, los trabajos de Mortimer Granville por popularizar su terapia. La demanda de esta terapia hizo que una empresa, Hamilton Beach, patentara en 1902 los primeros vibradores. Anunciados en las revistas de decoración y bordados, las mujeres podían adquirir estos vibradores por correo. Concebidos como instrumentos médicos, los vibradores eran aparatos socialmente bien vistos.

¿En qué momento histórico los vibradores dejaron de ser concebidos como instrumentos médicos y empezaron a ser vistos como instrumentos de placer y, en algunos casos, perversión? A mediados de siglo, cuando la Asociación Americana de Psiquiatría declaró que la histeria femenina no era una enfermedad (lo hizo en 1952) y las películas pornográficas empezaron a mostrar escenas en que las actrices utilizaban el vibrador como instrumento de placer. ¿Cuál fue la primera consecuencia de este cambio de visión sobre el vibrador? Que éste desapareciera de las revistas femeninas, de los catálogos y de las estanterías de muchas tiendas.

Tuvo que llegar la revolución sexual de los 70 para que las figuras del dildo y del vibrador volvieran a convertirse en instrumentos sobre los que se fijaba la mirada femenina, que encontraba en ellos unos maravillosos juguetes destinados en exclusiva al juego erótico en el seno de la pareja y a la masturbación.

Fundamental en la promoción de ese rol placentero del vibrador fue la actitud que respecto a él tomó el movimiento feminista. Miembro de ella, la sexóloga Betty Dodson dirigía sesiones masturbatorias en grupo para que la mujer aprendiera a utilizar el vibrador y disfrutar de su sexualidad libremente.

Desde entonces hasta hoy, desde el Hitachi Magic Wand que utilizaba la doctora Dodson hasta los modernos vibradores que en el día de hoy funcionan gracias a aplicaciones informáticas que pueden permitir a una pareja jugar a distancia con la estimulación, son muchas las innovaciones que la industria del juguete erótico ha ido introduciendo en la elaboración de vibradores. Han ido apareciendo nuevos materiales para la elaboración de dildos y vibradores (cristal, silicona, plástico…) y nuevos diseños más ergonómicos destinados a estimular el punto G (en el caso de los vibradores destinados al placer femenino) o a la estimulación prostática (en el de los vibradores para el hombre).

El dildo y el vibrador son, seguramente, los dos principales juguetes eróticos. Marcas como Evolved Novelties, Lelo, Joydivision, Adam&Eve, Doc Johnson, California Exotic Novelties o Pipedream no cesan de buscar nuevos diseños para proporcionar al usuario un amplio catálogo de dildos y vibradores que les permita acceder a nuevas sensaciones y a nuevos matices de placer.

Si deseas acceder a esas sensaciones sólo tienes que bucear en el amplio catálogo de dildos y vibradores que Sexshopdreams pone a tu disposición y elegir aquel modelo que más y mejor se adapte a tus gustos y preferencias.