Los y las amantes del sexo oral son legión, lo que, bien mirado, no deja de ser normal. Al fin y al cabo, ¿a qué hombre no le gusta sentir en sus genitales el roce y la caricia de los labios y la lengua de una mujer? ¿Qué hombre no se estremece de placer al sentir cómo la lengua de su amante se demora acariciando esa zona tan sensible de su anatomía como puede ser, por ejemplo, el frenillo del prepucio? De la misma manera, ¿qué mujer no siente humedecerse su zona más íntima al imaginar cómo la lengua y los labios de su amante lamen y besan su vagina? ¿Qué mujer no siente un escalofrío de placer cuando los labios de su pareja, delicados, capturan la soliviantada erección de ese clítoris que ha sido convenientemente estimulado?
Sumamente sensual y lleno de simbolismo (puede contemplarse como una especie de adoración al sexo opuesto y a su naturaleza y así se concibe desde los planteamientos tántricos), el sexo oral puede convertirse en una inagotable fuente de placer. Para que sea así, hay que dominar la técnica de la felación y del cunnilingus. Dominar el tempo y saber cómo debe ser tratada oralmente cada una de las partes de los genitales de la pareja es fundamental para proporcionar a ésta ese placer incomparable que puede proporcionarse practicando sexo oral.
Los y las amantes del sexo oral, aquellos y aquellas que ya lo han llevado a la práctica y lo han convertido en una de sus prácticas eróticas preferidas, ya conocen, seguramente, todas esas técnicas. Seguro que las han puesto en práctica siempre que han podido. Por eso saben que hay que tener cuidado con los dientes al tratar según qué zonas de la anatomía de la pareja y por eso saben, también, que, en el caso del cunnilingus, hay que evitar el succionar el clítoris con demasiada fuerza. Los amantes del sexo oral ya saben que acompañar la felación o el cunnilingus con caricias en otras zonas de la anatomía (testículos, pechos, pezones, interior de los muslos, ano…) es siempre una excelente manera de potenciar la estimulación directamente derivada de los mimos orales para, de ese modo, permitir que la pareja disfrute de un orgasmo más intenso.
Venciendo el asco
Pero… ¿y aquellas personas que nunca han practicado sexo oral? ¿Y esos hombres y mujeres que siempre han dicho que no a la hora de practicar un cunnilingus o una felación? ¿Saben esas mujeres y esos hombres lo que se pierden? Tal vez lo imaginan, tal vez lo sueñan, pero sobre el ánimo de estos hombres y mujeres que tal vez sueñen con el sexo oral pero que nunca dan el paso de practicarlo siempre pesa un factor que, llegada la hora del deseo, les hace rechazar ese gesto tan íntimo como es el de llevar su boca a los genitales de su pareja; y ese factor es el asco.
Y es que es ése, el asco, el argumento principal que exponen muchos hombres y mujeres para rechazar de plano el disfrutar alguna vez de prácticas tan placenteras como pueden ser la felación o el cunnilingus. El sabor del semen, el sabor de los flujos vaginales, la presencia de esmegma (una especie de secreción blanquecina que el propio cuerpo segrega y que suele acumularse en los pliegues de los genitales tanto masculinos como femeninos), el simple hecho de imaginar la boca ocupada por la presencia imperativa y quizás asfixiante de un pene… todos estos factores pueden hacer que un hombre o una mujer puedan sentir un asco cercano a las náuseas a la hora de imaginarse practicando sexo oral. Vencer ese asco debe ser, pues, el objetivo principal de todas aquellas personas que única y exclusivamente por ese motivo renuncian a una práctica sexual tan placentera como puede llegar a ser la del sexo oral.
Para vencer esa repulsión hay que extremar la higiene genital, siempre necesaria cuando se va a practicar sexo oral. Lavarse antes de practicarlo es la mejor manera de evitar la aparición de sabores desagradables. Una ducha compartida puede ser una buena manera de convertir una simple ablución en un acto profundamente excitante y erótico que va creando el clima adecuado para disfrutar de todo lo que venga a continuación.
Si, a pesar de todo esto, se siguen teniendo reparos a la hora de practicar sexo oral, se puede optar por dos recursos que impedirán sentir en la boca el sabor natural de los genitales humanos y de sus secreciones. El primero de ellos es el de usar el preservativo (en el caso de la felación) o una barrera de látex (en el caso del cunnilingus) que impida que la lengua y los labios contacten directamente con el pene o con la vagina.
Esta solución, sin embargo puede resultar contraproducente en algunos casos. Y es que el asco al sabor natural de los genitales masculinos o femeninos puede ser sustituido por el asco al sabor del látex. Si se diera este caso, lo mejor es optar por utilizar los geles de sabor. Los geles con saborizantes para sexo oral pueden dar a nuestros genitales o a los genitales de nuestra pareja el sabor que se escoja.
Los geles saborizantes para sexo oral permiten que los genitales sepan a sabores tan distintos como frambuesa, caramelo, frutas del bosque, limón, vainilla, chocolate… Estimulantes tanto para el olfato como para el gusto, estos fantásticos cosméticos eróticos que son los geles de sabor para sexo oral pueden servir no sólo para borrar de un plumazo la posibilidad de sentir asco a la hora de practicar una felación o un cunnilingus, sino también para introducir un toque divertido y de variedad en dichas prácticas eróticas.
Los fervientes practicantes del sexo oral pueden encontrar en los geles para sexo oral una excelente manera de introducir un factor lúdico de novedad y sorpresa en su práctica erótica preferida. Los geles y lápices labiales para sexo oral pueden servir, también, para introducir elementos de frescor o calor en la práctica del sexo oral y hacer de ésta una experiencia todavía más placentera.
Si has sentido o sientes reparos a la hora de practicar el sexo oral o si, sencillamente, quieres introducir un elemento nuevo en tus cunnilingus o felaciones, plantéate la posibilidad de utilizar algún tipo de gel con sabor para sexo oral. En SexshopDreams hemos realizado una cuidada selección para ti.