Las estadísticas lo dicen. El producto erótico más vendido son los lubricantes. No en vano, la mayor parte de los juguetes eróticos deben utilizarse con lubricante y los lubricantes íntimos sirven, también, para compensar los defectos de lubricación que, en determinadas circunstancias, podrían convertir en dolorosas o, cuanto menos, molestas, muchas relaciones eróticas.
El hecho de que el lubricante erótico sea un producto tan necesario y tan solicitado implica que sean muchas las empresas que se dedican a producirlo. Es decir: en el mercado podemos encontrar muchas marcas y tipos de lubricantes íntimos. Los podemos encontrar oleosos, de silicona, de base acuosa, con sabores, de efecto frío o calor… ¿Cómo no perderse en ese bosque productos ofertados a la hora de elegir un lubricante íntimo? Teniendo en cuenta diversos factores. De ellos os vamos a hablar en este artículo.
Lo primero que hay que tener en cuenta al hablar de lubricantes íntimos es la importancia que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) le concede. La OMS ha señalado que los lubricantes íntimos deben cumplir una serie de características. Sobre todas ellas destacan dos: que proporcionen un efecto duradero y, lo que es más importante, que no afecten a los preservativos. Después de todo, de la colaboración entre el lubricante y el condón depende en buena medida que una relación sexual pensada a priori como placentera devenga en un embarazo no deseado o en el contagio del VIH o de cualquier otro tipo de enfermedad de transmisión sexual.
Cuando nos enfrentamos a la tarea de escoger un lubricante íntimo debemos tener siempre presente que cada tipo de lubricante está creado para un uso determinado. Optaremos por elegir un lubricante íntimo con base al agua, por ejemplo, cuando vayamos a utilizar un preservativo. También escogeremos para tal fin los lubricantes con silicona. Ninguno de estos dos tipos de lubricantes perjudica al condón. Por su parte, los lubricantes de silicona están muy indicados para el sexo anal o para las relaciones sexuales en el agua (su densidad hace que sea así). Éstos, al igual que los de aceite, pueden resultar muy provechosos cuando la causa de la falta de lubricación natural es la menopausia o cuando la mujer padece algún tipo de ardor o sequedad vaginal.
¿Y si lo que buscamos es que nuestra pareja quede embarazada? ¿Y si la pareja vive una situación de angustia porque el embarazo no llega? En estas situaciones es frecuente que se dé un problema de sequedad vaginal. ¿Con qué lubricante deberemos combatir dicha sequedad? Sin duda, con uno que no afecte a los espermatozoides, es decir, con un lubricante con base acuosa. Si optamos, por dicho motivo, por elegir un lubricante con base acuosa, debemos tener en cuenta que deberemos, seguramente, reaplicarlo de tanto en tanto, ya que este tipo de lubricantes íntimos se evaporan, cosa que no hacen los lubricantes con base aceitosa o los lubricantes de silicona. Por otro lado, nunca optaremos por elegir un lubricante de silicona si vamos a utilizar un juguete erótico de este material. El lubricante con base de silicona dañaría al juguete y éste perdería buena parte de sus maravillosas prestaciones.
No utilizar lubricantes caseros
Invertir en un buen lubricante íntimo es siempre una buena inversión. Nos ahorraremos problemas. Nada de utilizar aceite de bebé. Nada de usar aceite de palma, coco, soja, girasol u oliva. Nada de lubricarnos ni lubricar a nuestra pareja con la tradicional vaselina, las cremas hidratantes o los aceites bronceadores. Nada de echar mano de la mantequilla. Ni somos Marlon Brando ni estamos rodando El último tango en París. Mejor escoger un lubricante íntimo. Al fin y al cabo, cada uno de los productos que hemos nombrado ha sido creado para cumplir una función determinada. Si no freirías un plato de boquerones con un lubricante íntimo, ¿por qué vas a lubricar tus genitales o los de tu pareja con aceite de oliva?
A la hora de escoger un lubricante íntimo hay que tener en cuenta que, al igual que sucede con muchos productos dermatológicos, la piel de cada persona reacciona de una manera distinta al contacto con un cosmético determinado. Del mismo modo que una crema hidratante puede no sentarnos bien a los dos, no tenemos que dar por supuesto que un determinado lubricante íntimo va a sentarnos bien a ti y a mí. Es importante tener esto presente cuando vamos a escoger un lubricante y, también, cuando vamos a utilizarlo. Del mismo modo que debería hacerse con los cosméticos, también antes de utilizar un lubricante en nuestras relaciones íntimas deberíamos probarlo sobre un trozo pequeño de nuestra piel. Si ese lubricante produjera algún tipo de reacción en nuestra piel deberíamos rechazarlo de inmediato.
Hay una serie de consejos que, sin embargo, debemos tener en cuenta al escoger un lubricante íntimo y antes comprarlo. Esos consejos son los siguientes:
- Deberíamos evitar aquellos lubricantes íntimos que tengan un pH superior a 7. El motivo es el siguiente: el pH de la vagina oscila entre el 3,8 y el 4,5, y el del recto alrededor del 7. Un ph vaginal alto aumenta el riesgo de padecer vaginosis bacteriana y, en el recto, puede aumentar la supervivencia del VIH. Por ello se recomienda elegir un lubricante íntimo con un ph alrededor del 4,5 si es para uso vaginal y que oscile entre el 5,5 y el 7 si es un lubricante anal.
- Deberíamos evitar los lubricantes íntimos que tengan un contenido el glicol que supere el 8,3%.
- Deberíamos evitar el escoger un lubricante íntimo que tenga unos niveles elevados de propilenglicol. Hay un porcentaje elevado de personas que son alérgicas a esta sustancia humectante.
Teniendo en cuenta todos estos factores podremos elegir un lubricante íntimo que, además de cumplir con su función lubricante, va a velar por la salud de nuestras mucosas vaginales y anales y van a resultar inocuos para nuestra piel.
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