El dildo es, seguramente, el juguete erótico por excelencia. También es, con toda probabilidad, el más antiguo de todos.
Hay quien asegura, apoyándose en algunos descubrimientos arqueológicos encontrados en Alemania, que ya en la Edad de Piedra existían utensilios de forma fálica destinados a la masturbación.
Durante mucho tiempo se ha llamado a este juguete para adultos consolador. Poco a poco, por suerte, se va perdiendo esa costumbre. Y decimos por suerte porque hablar de consoladores no deja de ser algo inexacto, erróneo y, en gran medida, denigrante. Los dildos no consuelan de ninguna falta. No son, aunque se les parezca, el sustituto de un pene. Quienes los usan, pues, no recurren a ellos “porque no les queda otro remedio”.
Este juguete sexual al que dedicamos este post no está destinados única y exclusivamente a aquellas personas (hombres o mujeres) que no tienen a mano a alguien dotado de falo con quien practicar sexo. Este sextoy tan antiguo como actual está destinado a proporcionar placer a todas las personas que, teniendo o no pareja, en su ausencia o en su presencia, decidan usarlos.
En el mercado se pueden encontrar dildos de todos los tamaños y formas. Desde el dildo casero al más fofisticado, todos ellos son de gran utilidad y pueden servir tanto para dar una intensidad especial a los preliminares en pareja como para llevar la relación hasta su punto álgido.
Los hay que, fabricados con un molde elaborado a partir de los penes de los grandes actores del cine porno, compiten con auténticas maravillas de silicona con forma futurista y diseño elegantísimo.
Los hay con o sin vibración, diseñados especialmente para el sexo anal o con una ventosa que permite fijarlo en determinadas superficies, abriendo un sinfín de posibilidades de juego para todas aquellas y aquellos que, a la hora de gozar, no dejan de exprimir su imaginación.
¿Cómo saber cuál de ellos nos conviene? ¿Cómo proceder cuando queremos comprar un dildo?
¿Cómo escoger un dildo? El tamaño importa
Lo primero que hay que tener en cuenta cuando queremos comprar uno de estos juguetes sexuales no es tanto saber si queremos un dildo realista o no como tener claro qué medida escoger. Elegir el tamaño adecuado es importante. No siempre lo más grande es lo mejor.
Un dildo de tamaño excesivo puede resultar incómodo para la mujer. Y la incomodidad está reñida directamente con el placer. Conocer bien la propia sexualidad es importante para elegir bien.
A la hora de hablar del tamaño de un dildo hay que tener en cuenta diferentes medidas:
- El largo total del producto. La longitud de uno de estos falos artificiales acostumbra a ser mayor que la parte verdaderamente insertable del juguete.
- La longitud insertable. Es decir: la parte del sextoy que va a introducirse en la vagina o en el ano.
- El grosor del producto.
Al igual que sucede con los penes, un dildo puede ser largo y estrecho o pequeño y grueso. A la hora de elegir un dildo hay que prestar especial atención al grosor. Éste vector es más importante que el de la longitud. Después de todo, no es preciso meterse el juguete entero. Con introducirse la longitud que resulte cómoda y placentera basta.
Pero con el grosor no sucede lo mismo. Un dildo demasiado fino puede dejar indiferente a quien lo use. Uno demasiado grueso, puede provocar incomodidad o incluso dolor, especialmente cuando hablamos de un dildo anal. Por eso es importante escogerlo con calma.
Formas y diseños
Otro de los factores a tener en cuenta a la hora de escoger lo que siempre se llamó un consolador es la forma y el diseño del mismo.
A este juguete sexual se le presupone la forma fálica, pero dentro de esa idea caben muchas formas diversas. Los hay que imitan perfectamente la apariencia del pene, con su glande, su frenillo, su uretra, sus venitas inflamadas… y los hay mucho más abstractos o diseñados.
Entre los primeros encontramos los que imitan el color de la carne (tanto de la raza blanca o caucasiana como de la negra).
Entre los segundos pueden darse más variedades. Los hay de líneas simples (que recuerdan vagamente a un pene) y los hay más abstractos o creativos, con relieves, zonas redondeadas, etc.
En cuanto al diseño, ppdemos encontrar dildos de formas rectas, curvos (diseñados ex-profeso para estimular el Punto G o el Punto P), con base ancha (creados para facilitar el uso de arneses), los dobles (para penetrar doblemente un orificio o para penetrar dos a la vez), con ventosa (para, una vez fijado, permitir una penetración sin manos) o los llamados de uso compartido. Estos, de mayor longitud, sirven para que cada pesona se inserte un extremo e, iniciado el juego, se estimulen una y otra de forma simultánea.
Dildos y materiales
De la misma forma que hay que fijarse en la longitud, el grososr, la forma y el tamaño de un dildo hay que prestar atención al material con el que está hecho. De goma, de plástico, de silicona, de vidrio… las posibilidades son múltiples.
Hay fanáticas del vidrio que defienden a este material sobre los demás. Destacan al hacerlo su elegancia, su fácil higiene, su durabilidad, su funcionamiento en el agua, su aceptación de cualquier tipo de lubricante y las posibilidades que ofrece para experimentar con los cambios de temperatura.
Otras, menos sofisticadas, defienden el uso de materiales más modernos e igualmente higiénicos como puede ser la silicona. De fácil limpieza y suave contacto, la silicona es la reina entre los materiales usados en los juguetes para adultos en general y en los dildos en particular.
Otros materiales con los que pueden estar hechos los dildos son la gelatina, el PVC, el caucho termoplástico (TPR) o, incluso, el metal. Los dildos metálicos son muy propios del universo BDSM.
Para usar este tipo de juguetes es imprescindible el uso de un buen lubricante. No usarlo supone arriesgarse a sufrir algún tipo de irritación. También es importante saber regular la respiración.
Siempre será más placentero el uso de este juguete si se mantiene una respiración larga y profunda que si se respira corta y agitadamente. La respiración larga y profunda lleva mayor cantidad de sangre a las zonas erógenas y las hace más sensible.
Relajarse y explorarse lentamente con este artilugio es la mejor manera de alcanzar un orgasmo intenso y placentero.