Aunque puedan parecer propias de las prácticas BDSM, no hay que salirse en exceso de las normas del “sexo vainilla” para comprobar hasta qué punto puede resultar excitante un cachete en el culo. Las nalgadas pueden ser, sin duda, un juego erótico muy divertido y excitante tanto para quien las da como para quien las recibe. Eso sí: para que resulten así hay que saber darlas. El dominio de su técnica establece el límite entre lo que es un juego cachondo y lo que puede resultar doloroso. En este artículo vamos a darte una serie de consejos básicos para dar cachetes en el culo a tu pareja.
Spanking, Dominación y sumisión
El BDSM no sería concebible si no existiera el spanking o azote erótico. Las nalgadas o cachetes en el culo formarían parte del spanking, que no solo incluiría a éstos sino también azotes dirigidos a otras partes del cuerpo como pueden ser el tórax, los muslos, las piernas o, incluso, los genitales. Dentro del BDSM, esta práctica se realiza de un juego en el que se combinan la Dominación y la sumisión y en el que los azotes se aplican con una cierta intensidad. De cómo practicar el spanking ya os hablamos en nuestro artículo “Consejos básicos para practicar el spanking”. En este caso, vamos a centrar más nuestra mirada en el humilde y siempre efectivo cachete en el culo dado con la mano.
Sin necesidad de llegar a los extremos propios del BDSM, las nalgadas pueden formar parte de la vida sexual de una pareja “vainilla” y pueden servir para recrear en el seno de la misma una situación de Dominación y sumisión. Lógicamente, quien dentro de una relación sexual da una nalgada está ejerciendo un rol de Dominación sobre la persona que la recibe y esto puede resultar muy excitante tanto para la una como para la otra.
En muchas ocasiones se piensa en las palmadas eróticas como una práctica en la que el hombre es el sujeto activo y la mujer, el pasivo. Pero… ¿dónde está escrito que esto deba ser impepinablemente así? En ningún lugar. Una pareja puede experimentar con las dos situaciones. Eso puede servir para insuflar un aire nuevo, divertido y picante a una relación sexual.
Técnica de la nalgada
Quien desee dar cachetes eróticos a su pareja deberá contar siempre con el consentimiento de ésta. Su práctica es un juego y en los juegos debe participarse de forma voluntaria.
A la hora de dar un cachete en el culo a la pareja hay que tener presente el objetivo último del mismo y ese objetivo no es otro que el de encender la pasión. Para ello, no es necesario que los cachetes sean excesivamente fuertes hasta el punto de dejar enrojecidas las nalgas de la pareja.
Las nalgadas resultan excitantes principalmente por dos motivos. El primero de ello tiene que ver con la temperatura de la zona genital. Los cachetes en el culo ayudan a incrementarla y eso redunda en un incremento de la excitación. Por otro lado, las nalgadas provocan una vibración que puede acabar llegando hasta el clítoris. Y que el clítoris vibre, no hace falta decirlo, puede resultar muy pero que muy excitante para la mujer.
Intensidad de las nalgadas
Al iniciarse en el arte de la palmada sexual hay que procurar ante todo modular la intensidad y la fuerza de las nalgadas. Un exceso de fuerza a la hora de dar el cachete hará que se rompa el encanto del juego y que la excitación sexual, que debería ser creciente, se interrumpa y venga abajo. Así, lo mejor es dar inicialmente un cachete suave y casi como de broma. Dependiendo de la reacción de la pareja se podrá (o no) incrementar la intensidad del golpe.
Alternancia en los cachetes
Para que las nalgadas resulten excitantes hay que combinarlas con caricias. Esa alternancia de suavidad y agresividad resulta muy excitante, sobre todo cuando el cachete restalla en las nalgas de la pareja. El sonido que produce una nalgada bien dada puede resultar muy excitante.
Otro consejo a tener en cuenta a la hora de dar cachetes en el culo a la pareja mientras se disfruta del sexo es alternar las nalgas en las que se da el cachete. No todas las nalgadas deben concentrarse en la misma nalga.
Determinación y seguridad
Para que las nalgadas sean efectivas, éstas deben darse con determinación y seguridad. Sin titubeos. Con la nalgada se intenta transmitir un carácter dominante. En buena parte es la demostración de ese carácter lo que sirve para poner cachonda a la pareja. Quien se muestra dubitativo a la hora de propinar ese cachete en el culo muestra precisamente lo contrario. Y eso no resulta para nada excitante.
Si no has practicado nunca el spanking y quieres saber cómo dar nalgadas a tu pareja debes, ante todo, liberar tu mente de prejuicios. Olvídate de las etiquetas que acostumbran a ponerse sobre muchos actos sexuales. No eres ningún pervertido porque disfrutes dando o recibiendo nalgadas. Y si lo eres un poquito, tampoco importa mucho. Una pizca de perversión le sienta de maravilla al sexo. Lo hace más rico y excitante. En demasiadas ocasiones nos dejamos coartar por los prejuicios y los tabúes y perdemos la ocasión de disfrutar de lo lindo. No lo hagamos con las nalgadas. Son un juego inofensivo y pueden servir para subir unos cuantos grados el nivel de excitación de la pareja, sobre todo cuando se propinan como parte de un juego de rol en el que la imaginación, fundamental en el sexo, se echa a volar.