Afrodita, en la mitología griega, era la diosa del amor. Fue ella quien le dio nombres a los afrodisíacos, es decir, a las sustancias que sirven para incrementar el deseo sexual, que, al fin y al cabo, es la parte más palpable y más constatable del amor.
Desde que el mundo es mundo el hombre ha buscado la manera de luchar contra el paso del tiempo y, sobre todo, contra los efectos que ese paso del tiempo suele dejar en eso que los castizos llaman la masculinidad y los expertos en sexología, la libido masculina. La preocupación por la disfunción eréctil no es algo exclusivo de nuestros tiempos. En el siglo XI, por ejemplo, ya preocupaba a Constantino el Africano. Este monje, de origen cartaginés, fue el gran responsable de la introducción de los conocimientos médicos árabes en la cultura latina. Constantino el Africano, que fue traductor de Hipócrates y Galeno, considerados los padres de la medicina, trató el tema de la disfunción eréctil en el Libro del Coito e intentó buscar soluciones a la misma.
Pese al importante papel desempeñado por Constantino el Africano en el mundo de la medicina y en el del estudio de la sexualidad de los seres humanos, él sólo fue uno más de los que buscaban soluciones para los “gatillazos” o problemas de erección. Para luchar contra esos problemas los hombres han buscado desde hace siglos pócimas, brebajes, antídotos, pociones, tónicos, bebedizos, comidas, etc. que les permitiera conservar o recuperar la potencia de los años mozos, la dureza de la erección y la duración de ésta. Sin ir más lejos, algunos exploradores españoles se embarcaban allende los mares y según se nos cuenta en las crónicas en búsqueda de lo que se decía que era una fuente maravillosa cuya agua devolvía a los hombres maduros y ancianos las fuerzas viriles de cuando tenían veinte años y bastaba una mirada para poner en tensión ese órgano que, en el coito, debe desempeñar un papel capital.
Mandrágora y otros afrodisíacos antiguos
Reverdecer el vigor perdido ha sido, pues, desde siempre, objetivo y anhelo de muchos hombres. Para conseguirlo se han empleado mil recursos o, dicho de otro modo, se ha utilizado una amplia variedad de afrodisíacos. Algunos de esos recursos afrodisíacos han llegado a tener, incluso, presencia bíblica. La mandrágora destaca como un privilegiado afrodisíaco antiguo y bíblico. La mandrágora, a la que se conoce también como “manzana de Satán, adquiere un protagonismo especial en el Génesis, el libro con el que abre la Biblia. Lea y Raquel, hijas de Labán, fueron, sucesivamente, esposas de Jacob. Raquel era la mayor y Lea la menor. La competición entre ambas por obtener los favores sexuales de Jacob se simboliza en la competición entre las dos por quedarse con las mandrágoras que Rubén, hijo de Lea, había recogido en el campo. Raquel las quiere, pero Lea le dice: ¿te parece poco haberte beneficiado a mi marido para, además, querer disfrutar de las mandrágoras que ha recogido mi hijo? La respuesta de Raquel no tuvo fisuras: dame las mandrágoras y “duerme” tú esta noche con Jacob.
Más allá de las disputas matrimoniales en el seno de la familia de quien estaba llamado a ser el padre de los doce hijos que iban a encabezar las famosas doce tribus de Israel, lo que importa de esta cita bíblica es el papel que desempeña uno de los afrodisíacos más antiguos conocidos y cómo es valorado por dos mujeres cuyo objetivo, al fin y al cabo, es gozar de los favores sexuales y la predilección de un hombre. El prestigio de la mandrágora como afrodisíaco no es algo exclusivamente bíblico. No en vano, los nobles egipcios consumían la mandrágora como planta destinada a optimizar su rendimiento sexual y las mujeres del Antiguo Egipto la tomaban apoyándose en la creencia de que estimulaba su fertilidad.
Pero la mandrágora no fue la única sustancia natural que, en la Antigüedad, fue valorada como afrodisíaco. Entre los afrodisíacos antiguos que el hombre, en un momento u otro de la vida, ha valorado especialmente podemos destacar los siguientes:
- La sopa de nido de golondrina. En la cultura china, este tipo de sopa ha estado considerado, desde hace siglos, un potente afrodisíaco. De hecho, aún sigue figurando en la carta de muchos restaurantes chinos. La recolección de este afrodisíaco antiguo no es sencilla. Los nidos empleados en estas sopas son elaborados por las golondrinas que, utilizando algas pegadas con su saliva, los emplazan en acantilados rocosos, junto al mar. Su recolección, pues, es cara.
- El ámbar gris. El ámbar gris es un afrodisíaco antiguo que se forma y se encuentra en el intestino de los cachalotes y que se encuentra en el interior de las heces fecales de los mismos. El ámbar gris, empleado también históricamente en perfumería, suele flotar en el agua del mar. Entre los lugares del mundo en que se recoge figuran las playas de Madagascar o Java. En la antigüedad se elaboraban pastillas de ámbar gris para chupar y era así como los hombres consumían este afrodisíaco antiguo.
- La flor del castaño. Éste fue otro de los afrodisíacos antiguos más usados. El hecho de que se atribuyeran poderes afrodisíacos a la flor del castaño tiene mucho que ver con el hecho de que esta flor tenga un olor muy semejante al semen masculino.
- El cuerno de rinoceronte. Sin duda fue la forma del cuerno de este paquidermo lo que hizo que fuera considerado, en la Antigüedad, un afrodisíaco.
- Las orquídeas. Hubo culturas que consideraban que las orquídeas, por su parecido con el órgano sexual femenino, eran plantas afrodisíacas.
- Las zanahorias y los espárragos. En determinadas culturas, y debido al aspecto fálico de estos vegetales, se consideró que zanahorias y espárragos tienen efectos afrodisíacos.
Sobre todos estos afrodisíacos antiguos se impusieron durante siglos aquéllos que estaban elaborados con testículos de animales como el león o el toro. A estos animales se les consideraba prototipos de la virilidad y la potencia y por eso se valoraba especialmente la parte de su cuerpo en la que, se creía, radicaba su virilidad.
Se cree que fue precisamente un afrodisíaco elaborado con testículos de toro lo que, a la larga, mató al rey Fernando el Católico. Fallecida Isabel, el monarca aragonés se casó con Germana de Foix. La intención de Fernando era buscar descendencia para “paliar” las carencias que como heredera pudiera tener Juana la Loca, la hija que había tenido con Isabel. Pero Fernando era mayor y Germana buscó “una ayuda extra” para contrarrestar el tema de la edad de su marido y la encontró en ese “potaje” hecho de testículos de toro y cantáridas (insectos conocidos como “mosca de España”). Hay médicos que hablan de la muerte de Fernando como una consecuencia del “reiterado uso de pócimas erotizantes”.
Por suerte, el mundo de la medicina y de la farmacología han evolucionado sin cesar desde que Fernando el Católico falleciera allá por 1516 en un pueblo extremeño. Hoy en día pueden encontrarse en el mercado productos afrodisíacos elaborados con productos naturales (entre los que podemos encontrar el ginseng) que, permitiendo un incremento de la libido, carecen de efectos secundarios. Muchos de esos productos los puedes encontrar en el catálogo de productos eróticos de SexshopDreams. En forma de bebibles, de diluibles, de chicles, de cremas… son muchos los tipos de afrodisíacos que puedes encontrar en SexshopDreams. Para adquirir alguno de esos afrodisíacos a un precio excepcional y de una manera sencilla.